Por César Lerena
El gobierno de Uruguay colabora con la ocupación británica en Malvinas y no se lo merece el maravilloso pueblo uruguayo, ni nosotros los argentinos -sus hermanos- el nuestro.
El pasado 16
de febrero (IP 067/23) la Cancillería informó que el Ministro de Relaciones
Exteriores Santiago Cafiero mantuvo una reunión de trabajo con su par del
Uruguay, Francisco Bustillo y que, «en términos bilaterales, ambos ministros
destacaron el trabajo de la Comisión de Integración Argentina-Uruguaya (CIAU),
que aborda diversas áreas a nivel secretarios de Estado, como así también de la
Comisión Bilateral de Asuntos Comerciales Argentino-Uruguaya, para evaluar en
detalle los temas de la agenda bilateral económica y comercial» y, «destacaron
la relación entre ambos países y acordaron continuar profundizando los
diferentes ejes que hacen al relacionamiento externo entre Argentina y
Uruguay».
¿No hablaron
nada sobre las cuestiones que lleva adelante el presidente de Uruguay Lacalle
Pou que afectan la soberanía de Argentina en el Atlántico Sur y Malvinas?
Por ejemplo,
llama la atención que el Canciller argentino no le haya cuestionado a su par
uruguayo la presencia en Malvinas de cuatro diputados de la coalición de
gobierno que trataron cuestiones relativas a la autodeterminación de los
isleños, pesca y acuerdos comerciales fuera del MERCOSUR, inmiscuyéndose, por
lo tanto, en cuestiones relativas a la República Argentina. Debió tener en
cuenta el Canciller, que la diputada Silvana Pérez Bonavita manifestó que
“Uruguay tiene una larga tradición de respetar las decisiones y el derecho a la
autodeterminación”, aún a sabiendas que no es de aplicación esa fórmula en el
caso Malvinas y, sueña “con tener un vuelo directo entre Uruguay y las
Falklands” (sic).
Por su parte,
el diputado Pedro Jisdonian se refirió a que ambos países trabajan, en el tema
de pesca y las carnes y, al apoyo que se le da en el puerto de Montevideo a los
buques pesqueros que operan en Malvinas y, que, por las manifestaciones del
presidente Lacalle Pou de concretar acuerdos por fuera del MERCOSUR, según el
diputado Felipe Schipani ello daría lugar a “incrementar el intercambio
comercial con las Falklands” (sic). Del mismo modo que, según el diputado Luis
González, Uruguay podría satisfacer algunas de las necesidades de las islas.
Todas cuestiones que la embajadora británica en Uruguay Faye O’Connor refrendó
diciendo que habiendo estado en conversaciones con representantes de Uruguay,
“el siguiente paso es pensar cómo esas conversaciones podrían traducirse en
colaboraciones concretas” (Agenda Malvinas, MercoPress, Penguin News,
10/2/2023).
La difusión
del artículo de Agenda Malvinas y seguramente la reunión “light” entre los
Cancilleres del Río de la Plata, seguramente dieron lugar a un Twitter
(17/2/23) del ex Canciller Felipe Solá, quien
manifestó, que «Lacalle Pou tiene como principal objetivo mostrar su desprecio
por Argentina. Es una provocación a un reclamo que siempre compartieron.
Pesqueros y aviones de Malvinas usan Montevideo cotidianamente. Se lo reclamé
personalmente en Olivos en 2021. Traicionan el legado de Artigas» y
la réplica en el mismo medio del secretario de Malvinas argentino (por el
momento esta secretaría no está en Uruguay): «los dichos de dirigentes sobre
Malvinas, sobre todo de quienes estamos ligados a la política exterior, deben
ser responsables. Es falso que Uruguay haya cambiado su posición sobre la
soberanía argentina. Flaco favor hace a nuestros intereses la difusión de
información imprecisa».
La crítica al
ex Canciller argentino por parte del secretario Carmona, superó a todas las
opiniones de los medios uruguayos (Caras y Caretas; SaltoalDia; Memo; El País,
etc.) ¿raro no? Bueno, por suerte Carmona, que se dice vinculado a la política
exterior, aunque de sus acciones no se desprende, refiere a la “difusión de
información imprecisa” (se supone de Solá); efectivamente, se podría detallar
con mayor precisión que Uruguay ha cambiado su posición respecto a la soberanía
argentina en Malvinas. Los hechos son elocuentes.
Comencemos
por estos diputados de la coalición del gobierno. No dejan dudas para dónde
camina el gobierno uruguayo, favoreciendo los intereses británicos, no solo en
Malvinas, sino en todo el Atlántico Suroccidental, el acceso al Pacífico e
Índico y la Antártida Argentina, violando las Resoluciones de la ONU y de la
Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur (Res. ONU 41/11, 1986); etc. No se
efectuaron mutuas resignaciones, ni se transformó la Isla Martín García en una
reserva natural y se estableció una Zona Común de Pesca en la Zona Económica
Exclusiva de Uruguay y Argentina, para que los gobernantes de ambos países no
lleven políticas comunes en el siglo XXI.
Desde
el 2020 más de 700 buques operan en el Puerto de Montevideo buques extranjeros
que capturan ilegalmente (INDNR) los recursos pesqueros argentinos en Malvinas
y los migratorios originarios de la ZEE en alta mar y viceversa; violando
Uruguay las declaraciones de la CELAC de 2011 y 2014, etc. que inicialmente el
ex presidente Pepe Mujica había cumplido. Lo
que ocurre en el citado puerto viola la CONVEMAR, las normas de la FAO y todas
las relativas a la pesca ilegal (INDNR) y, las declaraciones en favor de la
soberanía argentina, se han convertido en una retórica sin ningún efecto
práctico.
La Res. del
UNASUR dada en Asunción el 17/3/2012, donde los Cancilleres, rechazaron la explotación
por parte del Reino Unido de los recursos naturales del Atlántico Sur y
decidieron prohibir el ingreso a los puertos de buques con bandera ilegal de
Malvinas, cayó en desuso en Uruguay y, este país, se retrotrajo a 1800 donde
los barcos contrabandistas y negreros hacían pie en Montevideo. De hecho,
Uruguay fue denunciado por no controlar en sus puertos el trabajo esclavo de
buques chinos, taiwaneses, etc.
Todos los
años es sabido que los isleños, ocupas de Malvinas, promueven sus productos en
Uruguay y vuelos desde este país parten a las islas y desde estas a Uruguay. El
Decreto 256/10 debería ampliarse a las naves aéreas.
Lacalle Pou
ha mostrado un espíritu rupturista del MERCOSUR y, Brasil y Argentina han
debido intervenir para oponerse al intento del presidente del Uruguay de
establecer un Acuerdo de libre comercio con China (La Nación, 15/7/2022) que
podría provocar una invasión comercial en la región y la ocupación de la más
importante flota pesquera del mundo que hoy pesca en forma ilegal (INDNR) en el
Atlántico Sur y Pacífico Sur. Para que ocurra esto, no se avanzó en la
integración rioplatense, cuando en Montevideo en 1960 se creó la Asociación
Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), luego ALADI.
Por cierto,
las políticas llevadas por la Argentina respecto a Malvinas han sido
claudicantes y muchas veces los uruguayos enrostran al gobierno nacional ser
los primeros que no defienden sus propios intereses, tal es el caso de la
actual secretaría de Malvinas que no ha hecho otra cosa de intentar promover el
diálogo con el Reino Unido, cooperar en forma unilateral y buscar apoyos de
terceros, sin llevar adelante ninguna política activa (No lineal, referiría el
Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, el Tte. Gral. Juan
Martín Paleo), para dar cumplimiento a la DTP de la Constitución Nacional.
Entre otras, precisamente, avanzar en el perfeccionamiento del Tratado del Río
de la Plata y su Frente Marítimo y, un Acuerdo con Uruguay que nos permita
efectivamente trabajar en forma sinérgica en favor de ambos pueblos.
La lucha de
intereses del siglo XIX entre Brasil y la Argentina, dio lugar, con la
intervención de Inglaterra, a la «Convención Preliminar de Paz» donde las
Provincias Unidas del Río de la Plata y Brasil acordaron en 1828 la
independencia de la Banda Oriental, luego Uruguay. Ciento cuarenta y cinco años
después se firmó el Tratado del Río de la Plata, dando fin a los graves
desentendimientos entre dos países, original y, culturalmente hermanos y, este
Tratado, que fue el resultado de una política de Estado iniciada en 1910 por
Roque Sanz Peña, quien luego sería
Presidente, continuada en 1964 por el Canciller Miguel Ángel Zavala Ortiz y
firmada por el Canciller Alberto Vignes
en 1973, junto a su par uruguayo, asentó «las bases de una más amplia
cooperación entre los dos Países y estrechó los arraigados vínculos de
tradicional amistad y hondo afecto que unen a sus Pueblos» y, como refirió el
Presidente Juan Domingo Perón en 19/11/1973:
«Será éste el
instrumento más eficaz en la defensa de intereses comunes a los dos pueblos,
una acción ejemplar en el orden internacional. Suscribir el protocolo de la
fraternidad uruguaya y argentina; decía Sáenz Peña, no es crear una política
distinta de la que nos viene impuesta por nuestra tradición, es consagrar, para
siempre, la fraternidad uruguaya y argentina. Un mismo cielo cubre nuestras
aguas, su azul se refleja en él y en nuestras banderas. Aceptemos ese simbólico
abrazo de la naturaleza como un signo de fraternidad que nos convoca a la paz,
al trabajo en común, a la prosperidad y a la felicidad de nuestros dos
pueblos».
¡No son ni
los uruguayos ni los argentinos, son los gobiernos! Es necesario trabajar para
consolidar el espíritu de la Federación que quiso Artigas, sabiendo, que, como
dijera San Martín, “para los hombres de coraje se han hecho las empresas”.
20 de febrero de 2023