Farsa: la legalización de la marihuana

 "La legalización de la marihuana en Nueva York se ha convertido en una farsa'', publicó Wall Street Journal el 14 de febrero.



 

Por Juan Alberto Yaría

Director general de Gradiva - Rehabilitación en adicciones

 

Wall Street Journal se ocupa de un tema que ya resulta caótico en la ciudad. Ceremonia aplaudida por la progresía de derecha y de izquierda con la cancelación de todo discurso diferente y en donde hoy se ven las consecuencias. Así, publicó el medio americano: "La ley de las consecuencias imprevistas se refiere a las acciones de gobierno que tienen resultados imprevistos''. La miopía de los legisladores y los gobernantes en la búsqueda del aplauso fácil por la dictadura del "pensamiento correcto'' está trayendo resultados dañinos para la salud.­

 

Me pregunto: ¿es importante la salud en este momento del mundo o debemos pensar en el viejo lema “business are business”? O quizás como me dijeron en la OMS en el 2000: "¿Salud para todos, pero no en todo?'‘. ­

 

Se realizó la legalización en nombre de la justicia social y rápidamente dos docenas de estados se adhirieron. "Debíamos crear impuestos y oportunidades, apoyar a las pequeñas empresas y entrarán a Nueva York 4 mil millones de dólares así haremos equidad social y económica'', decían avezados y sesudos políticos. ­

 

La mitad de las licencias son para agricultores en dificultades, minorías, mujeres, personas condenadas por drogas; mientras tanto los mismos legisladores se niegan a ampliar las opciones educativas para las minorías de bajos ingresos, atrapadas en escuelas deficientes y no abren fondos ante estas necesidades. ­

 

Las tiendas legales son cada vez menos porque los impuestos son altos y las ilegales pululan por doquier (más de 1.400) con productos más potentes de cannabis adictivo. Lo mismo pasa en Uruguay, ya que no se compra en farmacias (marihuana con menor poder adictivo y se la encuentra con mayor potencia en el mercado ilegal). Mientras proliferan los cultivos ilegales y los llamados clubes cannábicos y las producciones en jardines caseros que fomentan el narcomenudeo.­

 

En los Estados Unidos aumentan los granjeros y los agricultores de marihuana que no pagan impuestos y son la boca de expendio de los compradores del mercado negro que ya es blanco. Muchos emigran a campos a producir marihuana, por ejemplo, en California.­

 

Antes de la legalización de la marihuana, en el estado de Washington, los arrestos por delitos relacionados con la marihuana eran 2,5 veces más altos; después de la legalización las tasas de arrestos de afroamericanos se quintuplicaron (2019, Biblioteca Nacional de Medicina de Washington). A su vez, como buen “caballo de Troya”, el aumento del consumo de marihuana llevó al aumento de consumo de cocaína, como pasa en Uruguay que, junto a la Argentina, lidera el consumo en América Latina.­

 


Aceptación social del consumo­

La minimización del daño de la marihuana es alarmante. Una psicóloga de una obra social me pregunta por una consulta para un joven de 15 años que fuma marihuana. Me llama la atención que la psicóloga me diga sorprendida que cómo es posible que por fumar marihuana los padres, incluso luego de un hecho policial en el cual intervino, pidan una consulta minimizando el hecho. El joven ya había abandonado los estudios y estaba en contacto con bandas de su pueblo. El sorprendido fui yo, ya que también en circuitos profesionales se minimiza el uso de esta droga sin tener en cuenta los datos científicos que están a la mano desde hace muchos años. Es singular la falta de información y la banalización de los daños por el consumo de marihuana, máxime en edades de consolidación de la identidad.­

 

En los jóvenes y en muchos adultos la marihuana es una droga de elección y es en muchos casos un paso previo a otras drogas. El uso de drogas como la marihuana en familia es otra de las novedades desde los 2000 en el mundo. Crecen plantaciones en provincias y en ciudades e incluso en casas particulares, además de clubes cannábicos que venden aquello que producen en sus jardines.­

Nuestras reflexiones clínicas nos llevan a pensar: ­

 

1. Se ha normalizado su uso en padres, hijos, escolares y familiares ante la mirada ciega de los que deberían señalar los daños a la salud.­

2. El efecto cancerígeno del tabaco es menor que el de la marihuana en fumadores crónicos de ambos cigarrillos (43% tiene el cannabis sobre la nicotina); fumarse un `porro' de marihuana equivale a más de 15 cigarrillos en términos de riesgos de cáncer de pulmón. Todo esto no se dice. Como dice el ex presidente Sanguinetti de Uruguay: "El tabaco es de derecha y la marihuana es de izquierda'‘. ­

4. European Respiratory Journal muestra que daña las vías respiratorias más que el tabaco, ya que el humo contiene más del doble de agentes cancerígenos como los hidrocarbonos poliaromáticos. La forma de fumar aumenta el humo inhalado y las consecuencias negativas (bronquitis pulmonar, enfisema crónico y cáncer de pulmón).

5. En edades puberales retrasa el desarrollo madurativo y máxime con un cerebro que no ha terminado de madurar (recién termina a los 25 años) y se resienten todas las áreas emocionales, intelectuales, cognitivas, motrices y dificulta los desarrollos académicos, así como los proyectos de vida en una fase de consolidación de la identidad. ­

6. Daña las estructuras vitales en el cerebro como áreas frontales, por ejemplo, destinadas a las más finas operaciones de control de impulsos y de abstracción, así como todo el circuito motivacional. ­

7. Está muy vinculado al riesgo de contraer psicosis cannábicas o de estimular las vulnerabilidades psicóticas y las psicosis esquizofrénicas con alucinaciones y delirios de muchos pacientes que de no haber fumado marihuana no la hubieran desarrollado. Es también común el llamado síndrome amotivacional (pérdida de interés, abulia, apatía) y el síndrome depresivo mayor (Plan Nacional de Drogas de España, 2022). ­

 

El cannabis y los comestibles­

Veintiún estados de los Estados Unidos han aprobado el cannabis recreativo para personas mayores de 21 años. Investigaciones anteriores han demostrado que las llamadas a los centros de envenenamiento y las visitas a los departamentos de emergencia por consumo de cannabis pediátrico aumentaron en ciertos estados después de que la droga se legalizó en esas jurisdicciones.­

 

Se hacen canapés, medialunas, dulces con estos principios psicoactivos, así como distintas golosinas lo que unido al consumo de los padres en la casa genera una gran cantidad de niños pequeños expuestos involuntariamente a estos productos comestibles de cannabis. En los Estados Unidos aumentó un 1375% en un período de cinco años, según un nuevo análisis de datos de los centros de control de envenenamiento por los efectos colaterales de esta ingesta (Medscape, revista médica, 2022). ­

 

En 2017, los centros recibieron 207 informes de niños de cinco años o menos que ingirieron cannabis comestible. En 2021, se informaron 3054 casos de este tipo. Muchos de los niños experimentaron efectos clínicos, como depresión del sistema nervioso central (SNC), alteración de la coordinación, confusión, agitación, aumento del ritmo cardiaco, etc. Alrededor del 8% de los niños fueron admitidos en unidades de cuidados intensivos; El 14,6% ingresaron en unidades de cuidados no críticos.­

 

Recordatorio básico­

El consumo de drogas es un problema de salud pública y debe abordarse con la misma mirada que otros problemas de salud crónicos. Esto significa que en primer lugar hay que fortalecer la prevención para que consuma la menor población posible y retrasar el inicio del consumo de aquellos que consumen cualquier droga. En segundo lugar, hay que entregar un tratamiento oportuno y de calidad a las personas que requieren ayuda, producto de su trastorno por consumo de drogas. De lo contrario pulularán o ya pululan el skid row (al lado de Beverly Hills en plena California), un campamento de marginales que se asemeja a un “campo de concentración” sin alambrados. Muchos lugares de Argentina ya se parecen. ­

 

Fuente: La Prensa, 19.02.2023

 VOLVER  A  REVISTA ORDEN NATURAL  N° 20