POBREZA E INGRESO UNIVERSAL

 

Ricardo Andrés Torres

 

En un artículo anterior en esta publicación (1) ya nos hemos referido al achaque de pobrismo con que se suele acusar a la Iglesia y en particular a la Doctrina Social Cristiana que tan claramente se ha pronunciado al respecto. Pero el drama de la pobreza creciente, especialmente en nuestro país nos lleva a recorrer con detalle el panorama que se está planteando en relación, asimismo a una herramienta que ya hemos analizado también en Orden Natural, el Ingreso Básico Universal. (2)

 

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que la pobreza en la Argentina fue del 40,1% en el primer semestre de 2023. Esto representa una suba de 3,6 puntos porcentuales respecto del mismo período de 2022 (36,5%). En tanto, el organismo señaló que la indigencia ascendió al 9,3%, lo que marca un incremento de 0,5 puntos porcentuales con respecto al primer semestre de 2022.

 

De este modo, si se proyectan los números de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) a todo el país, la pobreza alcanzó a 18,5 millones de personas. De ese universo, 4,3 millones son indigentes, es decir no llegan a cubrir con sus ingresos una Canasta Básica Alimentaria (CBA).

 

El informe del INDEC señala además que, en promedio, los hogares pobres registraron ingresos un 37,8% inferiores que la Canasta Básica Total (CBT), el indicador que marca el límite a partir del cual una persona es considerada pobre. (aparte de la alimentación incluye vestimenta, transporte, educación, salud, etcétera)

 

De acuerdo con los datos oficiales, los hogares pobres registraron un ingreso promedio de $ 124.071, mientras que la CBT se ubicó en $ 199.593 en el primer semestre de 2023. Según el instituto estadístico, esta brecha se incrementó con respecto a 2022. En octubre se elevó a $ 345.295 para un hogar de 4 personas)

 

En nuestra Provincia de Córdoba, específicamente durante octubre, una familia con cuatro integrantes necesitó $371.979,39 para sobrevivir, según el relevamiento del Centro de Almaceneros y Comerciantes Minoristas.

 

Mientras que, solo para la canasta básica alimentaria, que marca la línea de indigencia, un hogar de cuatro personas debió contar con $217.891,49. En ese marco, de acuerdo al informe, la inflación en octubre se ubicó en 10,9% con una acumulada en lo que va del año de 130,4%.

 

Y la proyectada para todo el 2023 es de 189%. El informe revela también que un 46,63 % de los hogares encuestados no pudo acceder durante octubre a la totalidad de los alimentos que conforman la Canasta Básica Alimentaria. Y que el 77,2 % de los Grupos Familiares debió gastar más del 50% del total de sus ingresos solo en alimentos.

 

No coincidimos con muchas soluciones y herramientas propuestas para paliar la pobreza por la izquierda vernácula, sin perjuicio de lo cual traigo a colación datos objetivos mencionados por el dirigente Juan Grabois, en este caso enfrentado con el diagnóstico kirchnerista (3), que reseña el escenario:

 

 

“En la Argentina hay 30 millones de personas en edad de trabajar de los cuales: 6 millones son empleados registrados (sector privado), 3 millones son empleados publicos y 20 millones no tienen ingresos propios o son monotributistas.

 

CONCLUSION: 


1/3 de la población adulta no tiene trabajo con plenos derechos (art 14 bis): estabilidad, cobertura de salud, jornada limitada, condiciones de higiene y salubridad, licencias por enfermedad, maternidad y paternidad, vacaciones pagas, cobertura por riesgos de trabajo, representación sindical, etc.

 

Lo interesante del caso es que estos números apenas han variado durante los últimos años. El empleo privado registrado ha oscilado entre 5,6 millones y 6,3 millones desde 2009. Entre los últimos dos censos el empleo privado registrado no tuvo variaciones (2010 y 2022) mientras la población creció siete millones. El empleo público tampoco ha variado gran cosa: osciló entre 2,5 y 3,2 millones.”

 

Los grupos que crecen son A) MONOTRIBUTISTAS; B) INFORMALES (INCLUYE a los llamados “INACTIVOS” ADULTOS: amas de casa, estudiantes que trabajan en negro, etc). Estos dos grupos sumados son 11 MILLONES. Finalmente tenemos los C) BENEFICIARIOS DE PLANES (MONOT. SOCIAL) 1,5 MILLONES.

 

Las políticas que se han implementado no han logrado absorber a esos 11 millones. Como analiza Grabois, “las políticas sociolaborales (“planes”) que intentan -bien o mal, con mayor o menor discrecionalidad, con mejores o peores resultados- abordar este problema, sólo “benefician” a una pequeñísima proporción de esos 11 millones. Claramente, estas políticas no son el problema, aunque tampoco una solución sustentable, digna y para todos.”

 

Es muy probable, como coinciden muchos especialistas, que el trabajo asalariado registrado no va a absorber a la totalidad de la población con necesidad de trabajar. ¿PUEDE ABSORBER EL MERCADO FORMAL A LOS 11 MILLONES DE TRABAJADORES INFORMALES?

 

ES POSIBLE QUE EN NUESTRO PAIS SE PUEDA ABSORBER A UNA BUENA CANTIDAD POR LA RECESION QUE HAY PERO LA AUTOMATIZACION DE LAS GRANDES EMPRESAS HACE CADA VEZ MAS DIFICIL ESE PANORAMA.

 

Esa incapacidad del sistema no obedece a una decisión perversa de los empresarios. Es la misma lógica de la economía sumado al avance de las nuevas tecnologías lo que está determinando el llamado desempleo tecnológico o tecnogénico.

 

En el año 2013 LA Universidad de Oxford pronosticó que 47% de los empleos corren el riesgo de ser reemplazados por robots y computadoras con inteligencia artificial en Estados Unidos durante los próximos 15 o 20 años Andrés Oppenheimer (4) se pregunta ¿Cuánta gente perderá su empleo por la creciente automatización del trabajo en el futuro inmediato? El fenómeno no es nuevo, pero nunca antes se había dado tan aceleradamente. La tecnología ha venido destruyendo empleos desde la Revolución industrial de fines del siglo XVIII, pero hasta ahora los seres humanos siempre habíamos logrado crear muchos más fuentes de trabajo que los que habíamos aniquilado con la tecnología. ¿Podremos seguir creando más oportunidades de las que eliminamos?

 

Oppenheimer da ejemplos recientes: “Kodak, un ícono de la industria fotográfica que tenía 140 000 empleados, fue empujada a la bancarrota en 2012 por Instagram, una empresita de apenas 13 empleados que supo anticiparse a Kodak en la fotografía digital. Blockbuster, la cadena de tiendas de alquiler de películas que llegó a tener 60 000 empleados en todo el mundo, se había ido a la quiebra poco antes por no poder competir con Netflix, otra pequeña empresa que empezó mandando películas a domicilio con apenas 30 empleados. General Motors, que en su época de oro llegó a tener 618 000 empleados y hoy día tiene 164.000, se veamenazada por Tesla y Google, que están desarrollando a pasos acelerados el auto que se maneja solo ¿Les pasará a los empleados de General Motors lo que les pasó a los empleados de Kodak y Blockbuster? La desaparición de empleos está aumentando de forma exponencial, o sea, a pasos cada vez más acelerados. Lo vemos todos los días a nuestro alrededor.En años no muy lejanos hemos constatado la gradual extinción de los ascensoristas, las operadoras telefónicas, los barrenderos que limpiaban las calles con un rastrillo, y muchos obreros de fábricas manufactureras, que están siendo reemplazados por robots. En Estados Unidos están desapareciendo los cajeros de las casillas de cobranza de los estacionamientos y los empleados de las aerolíneas que atienden al público en los aeropuertos.”

 

El panorama no puede ser más asombroso. Como reseña Oppenheimer, “en Japón, los meseros de muchos restaurantes ya están siendo reemplazados por cintas movedizas y hasta los chefs de varios restaurantes de sushi están siendo sustituidos por robots. Ahora están viendo amenazados sus trabajos no sólo los trabajadores manuales, sino también quienes realizamos tareas de cuello blanco, como los periodistas, los agentes de viajes, los vendedores de bienes raíces, los banqueros, los agentes de seguros, los contadores, los abogados y los médicos. Prácticamente no hay profesión que se salve. Todas están siendo impactadas —al menos parcialmente— por la automatización del trabajo. Hasta los propios responsables de la revolución tecnológica —figuras como el fundador de Microsoft, Bill Gates, y el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg— están admitiendo por primera vez que el desempleo causado por la tecnología, el así llamado desempleo tecnológico, podría convertirse en el gran conflicto mundial del siglo XXI. Zuckerberg ha dicho que “la tecnología y la automatización están eliminando muchos trabajos” y que “nuestra generación va a tener que lidiar con decenas de millones de empleos que van a ser reemplazados por la automatización, como los autos que se manejan solos”. Y Gates ya había admitido en 2014, cuando pocos hablaban sobre el tema, que “la tecnología, con el correr del tiempo, va a reducir la demanda de empleos, especialmente en los empleos que requieren menos habilidades… Dentro de 20 años, la demanda para varios trabajos va a ser significativamente más baja”

 

Esto evidentemente plantea la necesidad de alternativas como el Ingreso Básico Universal que no son contradictorias con la doctrina social cristiana. La obligación moral del trabajo rentado, se remite a menudo a la Segunda Carta a los Tesalonicenses: el que no quiera trabajar que no coma (2 Tes. 3, 10). 

En realidad, la frase en griego οὐ θέλει ἐργάζεσθαι significa “no está dispuesto a trabajar”, es decir, que no acepta colaborar con el sostenimiento de la comunidad ni realiza nada útil. Sobre esto se expidió una encíclica: La obligación de ganar el pan con el sudor de la propia frente supone, al mismo tiempo, un derecho. Una sociedad en la que este derecho se niegue sistemáticamente y las medidas de política económica no permitan a los trabajadores alcanzar niveles satisfactorios de ocupación, no puede conseguir su legitimación ética ni la justa paz social. 

De hecho, es ínfima la proporción de personas que se limitan a vivir de limosnas o mantenidos por su familia, sin realizar ninguna tarea que les permita obtener los bienes necesarios para sostenerse a sí mismos. La mayoría de quienes necesitan ayuda estatal para obtener un ingreso suficiente que le permita sostener a su familia, requieren esa ayuda pese a que trabajan o trabajaron, como demuestran las cifras citadas al comienzo. 

Un diagnóstico completo y objetivo, debe concluir que no se trata sólo, o principalmente, de un problema económico, sino del fracaso de la política que tiene por finalidad lograr el bien común de la comunidad. Un reciente artículo recordaba una frase de Malraux: “los pueblos no sólo tienen los gobiernos que se merecen, sino los que se les parecen”; agregaba el periodista que es habitual en muchos argentinos señalar que es el peronismo el causante de todos los males que afectan a la Argentina. Sin embargo, durante el primer centenario (1910) cuando esa fracción política no existía, otro intelectual francés, Clemenceau, notó en una visita a esta tierra: “no he conocido ningún otro país en donde tanta gente cree tener derecho a vivir del Estado”. 

La doctrina es clara: El Estado que quiere proveer a todo, que absorbe todo en sí mismo, se convierte en definitiva en una instancia burocrática (…) Lo que hace falta no es un Estado que regule y domine todo, sino que generosamente reconozca y apoye, de acuerdo con el principio de subsidiariedad, las iniciativas que surgen de las diversas fuerzas sociales y que unen la espontaneidad con la cercanía a los hombres necesitados de auxilio. (Benedicto XVI. “Deus caritas est”; p. 28) 

No obstante, y dada la crisis extrema que existe en nuestro país, el deber de otorgar las convenientes subvenciones indispensables para la subsistencia de los trabajadores desocupados y de sus familias es una obligación que brota del principio fundamental del orden moral en este campo, esto es, del principio del uso común de los bienes o, para hablar de manera aún más sencilla, del derecho a la vida y a la subsistencia. (5)

 

Por ello, se están experimentando en varios países distintas variantes de ingreso básico universal o renta básica, destinadas a reemplazar las asignaciones familiares y otros subsidios, como garantía de que toda familia o ciudadano, disponga de un ingreso mínimo que le permita obtener los bienes indispensables para una vida digna. Por cierto, que el diseño y la implementación efectiva de esta forma de ayuda social, deberá ser analizada por especialistas y decidida por las autoridades gubernamentales. Pero el fundamento ético de esta manera de redistribución sería el derecho de todos a participar de los beneficios del incremento de la productividad y del crecimiento de la riqueza nacional por la aplicación de las nuevas tecnologías, así como una compensación por la disminución de empleos y de la concentración de la riqueza. Transferir una parte de los beneficios hacia aquellos más necesitados y menos propensos a poder disfrutar de los avances de la economía, es una forma de concretar la justicia social, puesto que: “Hay reglas económicas que resultaron eficaces para el crecimiento, pero no así para el desarrollo humano integral. Aumentó la riqueza, pero con inequidad, y así lo que ocurre es que aparecen nuevas pobrezas”. (Francisco. “Fratelli tutti”; p. 21.)

 

Remitimos a nuestro trabajo ya citado respecto del Ingreso Básico Universal (IBU) y sus diversas aristas2 si bien no podemos dejar de escuchar el análisis de otros especialistas que alertan sobre la inviabilidad en lo inmediato de tal herramienta para el caso argentino. Al respecto, el INSTITUTO PARA EL DESARROLLO ARGENTINO (IDESA) destaca que si bien en el proyecto del Salario Básico universal se establecen ciertos criterios para que las familias puedan acceder al beneficio, lo cierto es que en muchas ocasiones: "ya se observó que el estado no es capaz de verificar el cumplimiento de los requisitos y de gestionar estos proyectos con la rigurosidad que ameritan. Se demostró ya con el IFE que el Estado argentino carece de la suficiente capacidad de gestión que requieren este tipo de programas de asistencia social." De allí que, concluye que si bien el proyecto propuesto por el oficialismo "puede tener buenas intenciones, trae aparejado demasiadas complicaciones. Este proyecto es inviable desde todo punto de vista. Implementarlo a la fuerza va a acelerar todavía más, de lo acelerada que está, la inflación".

 

Sin embargo, en otras partes del mundo ha habido experiencias interesantes. En 2019, la ciudad de Stockton, California (320.000 habitantes) se convirtió en la primera ciudad de los EE.UU. en experimentar con un IBU real, entregando 500 dólares mensuales por tarjeta de débito a los 125 residentes en esa ciudad que ganaban menos de 46.000 dólares al año. Luego de 1 año de poner en práctica esta idea el alcalde de Stockton anunció su extensión por otro año más7 y el programa aún está en vigor. De acuerdo a Michael Tubbs, ex alcalde de Stockton, el estudio de Stockton muestra que el programa no redujo el empleo entre los beneficiarios, ni siquiera durante la pandemia. “La gente no dejó de trabajar”, afirmó. “Y la gente gastó dinero en cosas en las que todos gastamos dinero. La gente sabe cómo gastar el dinero”. (8)

 

Oppenheimer se pregunta: “¿Es realista pensar en un ingreso básico universal en Latinoamérica, donde muchos países ni siquiera pueden sostener sus actuales programas sociales? Muchos economistas dicen que sí, explicando que la mayoría de los gobiernos de la región pagan subsidios universales a la electricidad, el agua y el transporte, que resultan más costosos de lo que sería el pago de un bono básico universal. Además, los actuales subsidios a los servicios públicos benefician más que nadie a los ricos, sostienen. Los subsidios al agua, por ejemplo. benefician mucho más al millonario que tiene una piscina olímpica en el jardín de su casa, que al indígena que está por debajo de la línea de pobreza. Si ambos pagan lo mismo por litro de agua, el estado está ayudando más al rico que tiene su piscina olímpica que al pobre. Idealmente, habría que reorientar esos recursos a los más pobres, me dijo Ferdinando Regalia, economista del Banco Interamericano de Desarrollo que se especializa en temas de pobreza.”

 

En nuestro país, indudablemente hay que llevar adelante un gran reseteo de la asistencia social que, sin dejar desprotegidos a los más vulnerables, intente implementar un sistema sostenible, que podría asimilarse a un IBU, al menos restringido a las personas con menores recursos (en el universo de los 11 millones ya citados) que ponga un poco de justicia al alarmante cuadro de pobreza creciente que amenaza con tornarse aún más dramático.

 

Resta mucho por investigar y ahondar en las características que podría tener tal programa para no ser contraproducente atento el panorama desastroso en que se encuentran las finanzas de nuestro país, pero al menos reafirmamos nuestra certeza de que el IBU no es una herramienta descabellada ni producto de la ideología socialista, sino que puede convertirse en una alternativa válida y viable.

 

(Resumen de nuestra ponencia en los "Jueves de Encuentro" realizada en el local partidario de "Encuentro Vecinal Córdoba", por invitación de sus autoridades a los integrantes de la "Cátedra Libre Brigadier San Martín")

 

 

(1) Orden Natural N° 21 (año 2023) (https://archivo-virtual.blogspot.com/2023/06/pobrismo-y-pobreza.html)

 

(2) Orden Natural N°7 (año 2020) (https://archivo-virtual.blogspot.com/2020/02/el-ingreso-basico-universal.html)

 

(3) Trabajo, salario y una utopía de Cristina que ya no es posible, por Juan Grabois, publicado en El Diario Ar con fecha 18 de Noviembre de 2022 (https://www.eldiarioar.com/opinion/trabajo-salario-utopia-cristina-no-posible_129_9725698.html)

 

(4) Oppenheimer, A. (2018). ¡Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización. Ciudad de México: Penguin Random House Grupo Editorial.

 

(5) Centro de Estudios Cívicos: “El drama de la pobreza”, publicado en Foro Azul y Blanco con fecha 10 de Noviembre de 2022 (https://foroazulyblanco.blogspot.com/2022/11/el-drama-de-la-pobreza.html)

 

(6) Salario Básico Universal, un inviable (y peligroso) proyecto K, publicado en Urgente 24 el 14 de julio de 2022 (https://urgente24.com/dinero/economia/salario-basico-universal-un-inviable-y-peligroso-proyecto-k-n540542)

 

(7) Publicado en Bloomberg, 2 de junio de 2020 (https://www.bloomberg.com/news/articles/2020-06-02/stockton-extends-its-universal-basic-income-pilot)

 

(8) Publicado en CalMatters, 12 de abril de 2023 (https://www.kqed.org/news/11946467/study-shows-limits-of-stocktons-guaranteed-income-program-during-pandemic)

UNA OPORTUNIDAD PERDIDA

 


 PARA ADMINISTRAR EL MAR ARGENTINO

 

César Lerena

 

Tras la derrota oficial comenzó el pase de facturas. En general, los dardos se tiraron a quienes condujeron la campaña electoral, en lugar de hacerlo, a quienes ocupando distintas áreas de responsabilidad en el gobierno saliente fueron incapaces de cumplir con las consignas previstas en el preámbulo de la Constitución Nacional: “…constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad…” Razón por la cual, el pueblo no les renovó su confianza. Nunca más justa la frase del General: “Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes”.

 

No siempre se pierde el gobierno en manos de nuevas ofertas electorales, es frecuente que se deba al agotamiento de las expectativas de los ciudadanos que, pese a la advertencia de Maquiavelo de “que nada genera más resistencia que el cambio del orden vigente”, rompieron la inercia e hicieron tronar el escarmiento. De reinstaurarse el “juicio de residencia” muchos funcionarios que se van a sus casas “sin pena ni gloria” estarían en serios problemas. 

Nosotros nos limitaremos -como siempre- a opinar sobre aquellas cuestiones relativas a la administración del Atlántico Sur, Malvinas y Pesca al final de este ciclo, como lo hemos venido haciendo desde 1976.

 

Sabemos, que los espacios marítimos e insulares representan el 68% del total de la Argentina bicontinental y marítima, y, que gran parte de esos territorios se encuentran invadidos y disputados por el Reino Unido de Gran Bretaña (RUGB), por lo que nos adelantamos a decir, que los responsables de la Cancillería (y su Secretaría y Consejo de Malvinas); la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (y su Subsecretaría y el Consejo Federal Pesquero) y el Ministerio de Defensa, no han prestado un servicio acorde a las necesidades del interés nacional. Otro tanto, ha pasado con el rol de las provincias del litoral marítimo. Dándose incluso la incongruencia de que Tierra del Fuego, aun siendo un territorio directamente afectada por el conflicto (Malvinas, etc. son parte de esa Provincia) no ha tenido ningún protagonismo destacable frente a las reiteradas e inconducentes políticas de la Cancillería e, insólitamente, sus habitantes votaron mayoritariamente al nuevo presidente, que de eliminar el régimen de eximición de impuestos previsto en la ley 19.640, su sustentabilidad se verá seriamente comprometida, lo que dificultaría aún más, la defensa de los intereses nacionales en la región, ante la presencia del RUGB y otros Estados.  

        

Todo ello, en un escenario internacional muy propicio para llevar adelante una Estrategia Nacional e Internacional en estas materias. El Brexit que separó al RUGB y a sus autoproclamados territorios de ultramar de la Unión Europea (2021); la tensión entre Estados Unidos y China y su interés en el Atlántico Sur y la Antártida; la guerra Rusa-Ucrania con la consiguiente necesidad de alimentos y gas; la demanda contra la pesca ilegal por parte de las organizaciones multilaterales; la ampliación de las plataformas continentales más allá de las 200 millas en la Argentina y Chile; el pre Acuerdo de la Unión Europea y el MERCOSUR; la asimetría de Uruguay en relación con la Argentina y Brasil en este mercado; el clima propicio a nivel nacional con motivo de la conmemoración del 40º aniversario de la recuperación de Malvinas.

 

Dejando de lado algunos reconocimientos a los veteranos producidos con motivo del citado aniversario; los reiterados reclamos inconducentes de la Cancillería al RUGB para que negocie la soberanía de Malvinas y distintos seminarios destinados a incorporar al conocimiento de los argentinos la historia y los derechos sobre Malvinas, nada ha hecho el saliente gobierno para la ocupar y, administrar los territorios marinos y explotar los recursos del Atlántico Sur y sus archipiélagos. Ello implica, no solo una cuestión de soberanía en el mar, los archipiélagos y la Antártida y su relación con los océanos pacífico e índico, sino también la ausencia de nuevos desarrollos poblacionales, industriales, logísticos y de generación de empleo en la Patagonia argentina, cuya densidad poblacional es la más baja de nuestro territorio, en una región de alta conflictividad internacional. Los funcionarios de Cancillería se enteran por los diarios de la instalación de un radar británico en territorio nacional.

 

Este gobierno, está entre los peores de las últimas dos décadas, ya que si bien, no fue el gestor de los execrables acuerdos preexistentes, los mantuvo, como es el caso de los Acuerdos de Madrid I y II y los privilegios al RUGB conferidos por la Ley 24.184 que, aún vencida su vigencia, no se ha denunciado.

 

Pese a la creación del “Consejo de Asuntos relativos a Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes”, en el ámbito de Presidencia de la Nación en 2020, este cuerpo no generó una sola estrategia destinada a recuperar en forma paulatina algunos de los asuntos que se le encomendaron. Ya nos hemos referido al rol cumplido por algunos de los integrantes desde 1976 a la fecha (ver cesarlerena.com.ar).

 

En nuestro anterior artículo (César Lerena “Capaciten al secretario de Malvinas”, 27/5/2023) pese a la interesante iniciativa de capacitar a los funcionarios públicos sobre la “Cuestión Malvinas” efectuamos oportunamente algunas objeciones a la Ley 27.671 por su limitada mirada de la temática ya que, “No se trata de una disputa, sino de la apropiación prepotente del RUGB de espacios insulares y marítimos que forman parte indivisible del territorio nacional y, de la explotación de sus recursos naturales, que cercena la soberanía nacional y empobrece al pueblo argentino. La capacitación, tampoco puede limitarse a detallar antecedentes y derechos como indica el Art. 6º de la Ley, sino en explicitar qué representa política, estratégica, económica, social y territorialmente la apropiación del RUGB de estos importantes espacios nacionales (más detalles en art. referido).

 

No deberíamos olvidar que el RUGB no ocupa solo los 11.410 km2 de Malvinas, sino que hoy invade 1.639.900 Km2 de territorios marítimos e insulares y nos disputa 1.430.367 Km2 de la plataforma continental más allá de las 200 millas y 2.426.911 Km2 del continente antártico. La Cancillería nunca se refirió a esta gravísima ocupación y disputa de nuestros territorios.  

Nada se ha hecho para favorecer la fabricación de una flota mercante, fluvial y pesquera y la construcción y modernización de los puertos y, una mayor presencia naval en las regiones estratégicas de la República, en especial en el área austral del Atlántico Sur y sus accesos a los océanos pacífico e índico y la Antártida Argentina.

 

 En este período, los británicos desde Malvinas, avanzaron sobre nuestros territorios y se apropiaron de los recursos pesqueros, petroleros y gasíferos. Construyeron un puerto en Georgias y licitaron otro de 400 metros en Malvinas; mejoraron su logística y las pistas de aterrizaje; modernizaron el armamento militar; aumentaron las relaciones con nuestros vecinos Brasil, Chile y Uruguay; optimizaron sus relaciones societarias con España para favorecer el ingreso de los productos pesqueros sin arancel a la Unión Europea pese al Brexit; la embajada británica en la Argentina pretende culturizar a los argentinos invitando a nuestros jóvenes a “visitar sus vecinos los isleños” (sic) o enseñarle inglés a vecinos de las provincias, como si el Estado argentino no pudiera hacerlo.

 

Los responsables del área de Malvinas dentro de la Cancillería nunca entendieron el rol de la pesca en el Atlántico Sur y Malvinas, ni el efecto que podría provocar el ordenamiento pesquero en el Atlántico y la eliminación de la pesca ilegal en este ámbito; ello, pese al informe de Lord Shackleton del 21/7/1976 y las declaraciones del director ilegal de Pesca en Malvinas John Barton, que ya en 2012 declaró que “la pesca fue central para asegurar la permanencia británica en Malvinas”. En el año 2020 el gobierno sancionó la Ley 27.564 de incremento de sanciones a la flota que pesca ilegalmente en el territorio argentino, sin embargo, nunca sancionó a la flota española, coreana y taiwanesa que extrae desde 1976 a la fecha más de 250.000 toneladas anuales de pescados del área argentina de Malvinas, a pesar de toda la normativa nacional e internacional.

 

Como contrapartida, en la Argentina caen las ventas pesqueras y la Cámara de Industrias Pesqueras (CAPIP) solicita la declaración de emergencia para las provincias de Chubut y Santa Cruz (Revista Pesca Puerto, 29/8/2023) agregándose a ello, que los responsables del modelo extractivo pesquero vigente (César Lerena “El modelo pesquero atrasa 50 años”, 2023) no promovió la administración y explotación integral y sostenible y, mucho menos, el combate de la pesca ilegal de todos los recursos y en particular los migratorios originarios en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) Argentina, impidiendo un desarrollo industrial sustentable, generador de empleo y de soberanía territorial en la región patagónica y, muy especialmente, aislar al RUGB en la pesca que realiza en el área de Malvinas y su logística y transporte en la ZEE y, el posterior comercio en la Unión Europea; política, en la que también estuvo ausente la Cancillería y, por el contrario España, obtuvo una prórroga de tres años post brexit para ingresar sin aranceles a Europa las materias primas pesqueras capturadas en Malvinas y procesar en aquel continente, en perjuicio de todas las empresas productoras argentinas.  

 

Tampoco los responsables nacionales pesqueros han analizado la particular situación de las empresas españolas pesqueras radicadas en Argentina, mientras buques de igual nacionalidad pescan asociados con los isleños en Malvinas. De igual modo, empresas pesqueras del Estado chino se habilitan en el país, mientras más de trescientos buques chinos todos los años pescan ilegalmente en el atlántico sudoccidental quitándole sostenibilidad a los recursos, dañando el ecosistema del mar argentino y, en ambos casos, quitándole competitividad a las empresas nacionales y extranjeras radicadas en el país.

 

¿Cómo esconder un elefante? Rodeándolo de una enorme cantidad de elefantes. Lo mismo que ocurre con la pesca del RUGB en Malvinas, a la que se le agregan todos los años quinientos buques chinos, españoles, coreanos, taiwaneses, etc. que extraen ilegalmente del Atlántico Sur otras 750.000 toneladas de recursos migratorios argentinos. La Argentina no administra el Atlántico Sur.

 

La secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca y sus funcionarios del área y la Cancillería y sus funcionarios afines no han sancionado a los buques extranjeros que pescan en Malvinas; por lo tanto, habrían incumplido con lo previsto en la Constitución Nacional y las leyes 24.543, 24.922; 26.386 y 27.564 (para mayor detalle ver los citados artículos y “Capaciten al Subsecretario de Pesca, 10/4/2023) pudiendo estar incursos en incumplimiento de funcionarios públicos. Tanto el subsecretario de Pesca como el secretario de Malvinas y otros funcionarios han manifestado irresponsablemente que «no hay pesca ilegal en Atlántico Sur y la pesca en alta mar es legal» (Urgente 24, 30/3/2023 y otros) negando la citada legislación; pero también, la Resolución ONU 31/49 que en 1976 estableció que no se podía innovar en Malvinas, cuestión que fuera ratificada por la Res. ONU 37/9 del 4/11/1982. Y ello, es una clara definición de desconocimiento; pero también, una grave confesión, ya que por un lado, no incluyen a Malvinas en el mar argentino, donde todos los años los británicos a través de licencias ilegales extraen 250.000 toneladas de recursos pesqueros argentinos por un valor de unos 6 mil millones de comercialización final y, por otro, no considerar ilegal a la pesca en alta mar de los recursos migratorios originarios de la ZEE es un lamentable reconocimiento de que estos funcionarios no han hecho nada para erradicar esta práctica depredadora que afecta la sostenibilidad del ecosistema y priva a la Argentina de importantísimos recursos económicos y del desarrollo de los pueblos del litoral marítimo. 

 

La pesca en alta mar en las condiciones que se realiza es ilegal, al menos, por tres cuestiones básicas:

1) El Estado de pabellón al que pertenece el buque que captura a distancia no controla su pesca (Art. 91º, 92º, 94º, 211º, 212º, 217º y ss, CONVEMAR) y, si solo lo hace mediante sistemas satelitales, estos no son un instrumento suficiente para precisar si el buque está realizando o no pesca ilegal (INDNR); si el buque aplica la legislación del país de origen (descartes, etc.); si el personal trabaja en forma esclava y/o trafica droga, etc.

 

2) La sostenibilidad en la integridad que refiere la CONVEMAR no se puede obtener sino se efectúan en alta mar y en relación a la ZEE, los estudios e investigaciones pertinentes para determinar la “Captura Máxima Sostenible” (Art. 119º, 197º, 200º, 201º, 255º, 257º y ss, CONVEMAR); lo que provoca, que no solo la pesca en alta mar sea insostenible sino también la ZEE. Aquí aplica el principio precautorio, porque la pesca en alta mar, sin estos parámetros básicos, no se puede realizar sin depredar, menos aún, cuando no hay control del Estado de pabellón como hemos indicado y,

 

3) Los Estados Miembros deben tener presente que su pesca en alta mar y en la ZEE no afecta los intereses de terceros Estados (Preámbulo y Art. 59º, 87º, 116º a 118º, CONVEMAR); por lo tanto, si no hay acuerdos entre los Estados cuando en alta mar se pesca sin control, sin conocer los stocks y sin acuerdos con los Estados ribereños, la pesca es ilegal (INDNR). Este tipo de pesca alcanza también a la realizada por los buques extranjeros con redes de arrastre de fondo en la plataforma continental extendida más allá de las 200 millas, cuestión que la Subsecretaría de Pesca argentina y el CFP, llamativamente, no han prohibido.

 

Se depreda en alta mar en una magnitud incompatible con la sostenibilidad de las especies y, Latinoamérica y el Caribe pierden unos 20.000 millones de dólares anuales por pesca ilegal (INDNR) de recursos migratorios que tienen en los Estados ribereños (En el Atlántico Suroccidental Argentina, Brasil y Uruguay).

El gobierno nos ha puesto de espaldas al mar. El consumo per cápita mundial por año alcanza a 20.2 Kg. En Europa 24 Kg.; en África 10 kg y en Latinoamérica y el Caribe 9,8 Kg. Mientras que en la Argentina este consumo solo alcanza a 4,8 Kg. según el Consejo para el Cambio Estructural. El gobierno no ha llevado políticas de consumo de pescados y este es inaccesible a los argentinos y, ello, es muy grave porque esta especie provee grasas insaturadas y una proteína esencial solo comparable con la leche materna, motivo por el cual, su consumo, es vital para mejorar la dieta de los argentinos y para agregar valor en toda la cadena comercial.

 

La producción mundial de productos pesqueros fue de 177,8 millones de toneladas en 2020; de las cuales 87,5 millones provinieron de la Acuicultura continental y marina; es decir, un 49% del total producido. Brasil un 39%; Chile un 54%; Colombia un 51%; Ecuador un 49% etc. y la Argentina el 0,31%, lo cual nos permite estimar que el país está perdiendo -al menos- unos 2 mil millones de dólares por año, además de mejorar la dieta y promover la radicación de emprendimientos productivos en distintas provincias del país, evitando el asentamiento en el conurbano bonaerense, donde habitan 14 millones de personas.    

  

En materia de importación de buques, la actual política en esta materia nos remite al siglo XVIII. Somos proveedores de materias primas a España y las empresas españolas y otras que extraen nuestros recursos en la ZEE nos fabrican los buques en Vigo.

La ignorancia y la falta de políticas nacionales, somete a los pueblos a la colonización, a la expoliación sus recursos esenciales, a la falta de desarrollo industrial y poblacional de sus territorios y les roba el bienestar a todos los argentinos. Los funcionarios pasarán al olvido, destacaremos incluso sus fracasos, pero la Argentina habrá perdido cuatro años más, mientras el resto de los países y los que ocupan nuestro territorio avanzan inexorablemente.  

SÍNTESIS DE DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

 


 

Una luz para reconstruir la Nación

 

Carta pastoral del Episcopado Argentino a los miembros del Pueblo de Dios y a todos los hombres de buena voluntad.

2005

 

I. Origen y naturaleza de la Doctrina Social


El misterio de Jesucristo


1. El tiempo de Adviento, ya inminente, nos invita una vez más a la reflexión y compromiso. En él contemplaremos el misterio del Hijo de Dios que “por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre”. Su nacimiento y vida entre los hombres es Evangelio, anuncio de salvación que confirma el amor de Dios al hombre y la sublime dignidad con que lo reviste.

 

La dignidad del Hombre y sus derechos


2. De esta dignidad brotan los derechos fundamentales e inalienables de todo ser humano, que no lo abandonan nunca, desde su concepción hasta su muerte natural. Y esto, no importa su condición: varón o mujer, rico o pobre, sabio o ignorante, inocente o reo, y cualquiera sea su color. Esta dignidad es la clave y el centro del misterio del hombre y de todo lo que lo atañe. Desde ella todo problema humano puede ser iluminado y hallar solución. Esta dignidad nos ilumina también para apreciar la grandeza sublime de la vida terrena y de los esfuerzos con que el hombre procura hacerla más plenamente humana. No por ser peregrino del cielo, el cristiano descuida la construcción de la patria terrena.

 

La Doctrina Social de la Iglesia


3. De la contemplación del misterio de la encarnación y nacimiento de Jesucristo, surge espontáneamente el anuncio del Evangelio aplicado a la vida social considerada en todos los planos: familiar, cultural, económico, ecológico, político, internacional. Esto es lo que se llama Doctrina Social de la Iglesia. Dimana del Evangelio, pero no es un derivado menor del mismo. Es el Evangelio de Jesucristo aplicado a la vida social del hombre. Es su resonancia temporal. Y así como la Iglesia no puede callar el Evangelio, tampoco puede silenciar su Doctrina Social. Nadie ha de temerle a ella. La Iglesia la anuncia a favor del hombre y de la paz social, para el servicio de todos.

 

Si bien la Doctrina Social se viene la desarrollando en forma sistemática desde el Papa León XIII, y se la difunde con frecuencia por medio de encíclicas pontificias, su origen remonta al mismo Jesús y a la enseñanza de los Apóstoles. Incluso, hunde sus raíces en las Escrituras antiguas citadas por Jesús, especialmente la Ley de Moisés, los Profetas y los Salmos. Y se fue desarrollando a lo largo de los siglos gracias a la enseñanza de los Santos Padres y Doctores de la Iglesia y con el concurso del Pueblo de Dios.

 

El Compendio de la Doctrina Social: hecho eclesial y pastoral


4. La complejidad y aceleración de la vida del hombre, lo mismo que el fenómeno de la globalización, han obligado en los últimos tiempos a un desarrollo continuo de la Doctrina Social de la Iglesia, de modo que ésta hoy constituye un verdadero cuerpo doctrinal. El Papa Juan Pablo II, con su preclara mirada pastoral y en virtud de su autoridad como Pastor de toda la Iglesia, dispuso que el Pontificio Consejo Justicia y Paz redactara el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, cuya versión castellana ha sido publicada recientemente. La riqueza intrínseca del Compendio y la autoridad que dispuso su composición, nos permiten considerarlo como un hecho eclesial y pastoral de magnitud. Y, aunque redactado primeramente para uso de los Pastores, recomendamos su estudio y aplicación a todos los miembros del Pueblo de Dios, en particular a los miembros del clero encargados de exponer la doctrina cristiana, a los catequistas, a los docentes católicos y a los fieles laicos que tienen especiales responsabilidades en la construcción de la sociedad.

 

Alcance de esta carta y método para su empleo


5. No pretendemos abordar en esta carta todos los capítulos de la Doctrina Social; por ejemplo, la familia, el trabajo humano, la vida económica, la comunidad política, la comunidad internacional, la salvaguarda del medio ambiente. Tampoco intentamos desarrollar sus principios y valores, ni desentrañar todas las implicancias que estos tienen para la vida social argentina. Queremos, simplemente, mostrar la organicidad de los principios y valores que sustentan esta Doctrina, y proponer a la reflexión algunas situaciones y cuestiones. Y ello para estimular a todos a estudiar la Doctrina Social de la Iglesia, analizar con su luz algunos aspectos de la situación del País, y, en conjunción con la propia ciencia y experiencia, aplicarla al momento presente. Y, de este modo, trabajando junto con todos los hombres de buena voluntad, encontrar caminos concretos que contribuyan a la reconstrucción del tejido social, afianzar el sentido de pertenencia a la Nación y acrecentar la conciencia de ser ciudadanos.

 

II. Cinco Principios Básicos de la Doctrina Social


Proyecciones sobre la realidad social argentina

Los Principios


6. Sobre el fundamento insustituible de la dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, que postula un humanismo integral y solidario, se erigen cinco principios permanentes, a modo de cinco columnas, que sostienen todo el edificio de la Doctrina Social de la Iglesia; a saber: el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiaridad, la participación y la solidaridad. “Estos principios tienen un carácter general y fundamental, ya que se refieren a la realidad social en su conjunto. Deben ser apreciados en su unidad, conexión y articulación” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 161-162; en adelante C).

 

1° El bien común


7. “De la dignidad, unidad e igualdad de todas las personas, deriva, en primer lugar, el principio del bien común, al que debe referirse todo aspecto de la vida social para encontrar plenitud de sentido” (C 164). Este es el conjunto de valores y condiciones que posibilitan el desarrollo integral del hombre en la sociedad, incluido su desarrollo espiritual. El bien común es por ello el humus de una nación. Desde allí ella germina y se reconstruye. “El bien común no consiste en la simple suma de los bienes particulares de cada uno de los sujetos del cuerpo social.” (ib.). Si así fuese, la existencia de una nación estaría sometida a los avatares de los diferentes sectores. El bien común de una nación es un bien superior, anterior a todos los bienes particulares o sectoriales, que une a todos los ciudadanos en pos de una misma empresa, a beneficio de todos sus integrantes y también de la comunidad internacional. No puede ser parcializado, dividido, ni privatizado. "Siendo de todos y de cada uno, es y permanece común porque es indivisible y porque sólo juntos es posible alcanzarlo, acrecentarlo y custodiarlo, también en vistas al futuro” (ib.). Una sociedad que quiere estar al servicio del ser humano, “es aquella que se propone como meta prioritaria el bien común, en cuanto bien de todos los hombres y de todo el hombre. La persona no puede encontrar la realización sólo en si misma; es decir, prescindir de su ser ‘con’ y ‘para’ los demás” (C 165). La construcción del bien común se verifica en la promoción y defensa de los miembros más débiles y desprotegidos de la comunidad.

 

Situaciones y Cuestiones


8. ¿Cómo medir nuestra voluntad de reconstruir la Nación desde la perspectiva del bien común? Proponemos a la reflexión sólo dos cuestiones.

Primera, la defensa de los derechos adquiridos y el reclamo de los nuevos. Si al defenderlos o reclamarlos lo hacemos dentro del respeto de los derechos esenciales de los demás, estaremos construyendo la Nación. De lo contrario la estaríamos dañando, porque estaríamos actuando en contra del bien común.

Segunda, el comportamiento con los bienes públicos. Aun cuando “bien público” y “bien común” no son sinónimos, el primero está referido al segundo, porque es obtenido con el aporte de todos y para el servicio de todos. Es de lamentar que, para algunos, “público” adquiera un sentido totalmente contrario. No sería ya lo de todos, para el servicio de todos, adquirido con el aporte de todos, que por todos debe ser custodiado y defendido, sino lo de nadie, puesto allí para apropiarnos de él, dañarlo, destruirlo, o distribuirlo discrecionalmente entre amigos y clientes. Educar en el respeto de los bienes públicos es uno de los grandes desafíos que han de enfrentar la familia, la escuela, la catequesis y los medios de comunicación social. Sin este respeto sería muy arduo convivir armónicamente y muy difícil construir una república.

 

2° El destino universal de los bienes

 

9. “Entre las múltiples implicaciones del bien común, adquiere inmediato relieve el principio del destino universal de los bienes: Dios ha destinado la tierra y cuanto ella contiene para uso de todos los hombres y pueblos. En consecuencia, los bienes creados deben llegar a todos en forma equitativa bajo la égida de la justicia y con la compañía de la caridad” (C 171). Este principio de la Doctrina Social de la Iglesia, formulado desde antiguo por los Santos Padres, fue relegado con frecuencia al olvido. A veces porque no se lo supo relacionar con otro principio derivado de él: el de la propiedad privada. Otras, por no entender que ésta es una concreción del destino universal de los bienes, y no su negación; es decir, que todos los miembros de la comunidad, y no sólo algunos, tienen derecho a poseer lo necesario. Otras, por no comprender que la propiedad nunca es absoluta, sino que está subordinada siempre al bien común. Otras, finalmente, por no entender que tanto el destino universal de los bienes, como el derecho a apropiarse de los mismos, conllevan el derecho-deber de producirlos; es decir, el derecho-deber del trabajo.

 

Situaciones y Cuestiones


10. Atentos a este principio clásico de la Doctrina Social, y ante el empobrecimiento de gran parte de la población, precipitado por la crisis institucional del 21 de diciembre de 2001, surgen muchos interrogantes. En primer lugar acerca de cuál es la responsabilidad que les cabe a las autoridades políticas de antes y de durante la crisis. Pero también a los demás sectores de la sociedad, en especial a los empresarios y sindicalistas, en particular a los que se profesan cristianos, por no haber percibido suficientemente el empobrecimiento que se venía produciendo y que se aceleró en forma incontrolable hiriendo gravemente la dignidad de tantos hermanos y hermanas. Si bien reconocemos que es mucho lo que los argentinos, ciudadanos y autoridades, hemos hecho desde entonces para revertir la situación, es mucho todavía lo que resta por hacer. Y por tanto hemos de interrogarnos sobre nuestra voluntad de comprometernos aún más y mejor para superar el empobrecimiento general.

 

11. Existen muchas situaciones y formas de pobreza debidas a distintas causas: naturales (una catástrofe), estructurales (una ley económica injusta), espirituales o morales (ser avaro, pedigüeño), culturales (incapacidad para cultivar los dones recibidos de Dios y proveer así al propio sustento). Varias de estas formas de pobreza tienen como consecuencia que el hombre no pueda apropiarse de la parte de los bienes que le corresponde para su desarrollo integral. Y, por tanto, si no se las superase, podría multiplicarse aún más el número de los que ya están sumidos en la pobreza, provocando un daño irreparable para ellos y un gran detrimento para todos.

 

12. Llamamos la atención especialmente sobre dos situaciones graves de pobreza, que a nuestro entender sólo podrán ser superadas si las enfrentamos entre todos con políticas firmes y duraderas, cuyo garante sea el Estado.

 

Primera, la ausencia de un trabajo digno y estable, que degrada a amplios sectores del pueblo honrado y trabajador y desintegra a la familia. Es ésta una las peores desgracias sufridas por la Argentina, de cuya magnitud no se tiene idea cabal. La historia nos enseña que naciones destruidas en guerras devastadoras han sido capaces de levantarse gracias al trabajo del pueblo. Éste es siempre la principal riqueza de una nación. Si queremos ver resurgir a la nuestra, hemos de esforzarnos por la dignificación del trabajador mediante la creación de fuentes de trabajo genuino y la supresión del trabajo en negro y de la dádiva.

 

13. Una segunda situación de pobreza, es el difícil acceso a la tierra, la cual es el primer don que Dios da al hombre para proveer a su sustento. En la Argentina, la gran extensión territorial, conjugada con una población relativamente escasa y altamente concentrada en el Gran Buenos Aires y en muchas capitales de Provincia, amenazan constituir una estructura permanente generadora de pobreza. En el equilibrio entre industria y campo estriba uno de los secretos de la riqueza de una nación. Lo demuestra la experiencia de los países del primer mundo, altamente industrializados, que cultivan sus tierras con esmero.

 

Por ello preguntamos: ¿sería conveniente diseñar una política demográfica que revierta el éxodo hacia el Gran Buenos Aires y a las capitales de Provincia? En el mismo sentido, ¿habría que fortalecer los municipios del interior, especialmente los rurales, y las economías regionales, de modo que el hombre del interior, en especial el joven, pueda florecer en su propio contexto social y cultural? ¿Ayudaría una sabia reforma agraria que aliente a la gente del campo, principalmente a los pequeños y medianos productores, a permanecer en la vida y el trabajo rural? ¿Cómo propiciar la concreción de las leyes que reconocen el derecho de los aborígenes a la tierra productiva y a la propiedad comunitaria? ¿Qué medidas políticas apoyar para defender y preservar el medio ambiente?


14. Hay otras situaciones de pobreza que también merecen especial atención.

Ante todo, la deficiencia de la educación, en todos sus niveles. Sin una adecuada escolaridad y enseñanza, será cada vez más difícil que los pobres participen de los bienes necesarios para su desarrollo.

Igualmente, la precariedad de los servicios de la salud, a los que muchos no tienen acceso. La salud es el primer bien tangible para todo ser humano. De allí, la importancia del cuidado de la integridad física y psíquica. Y la gravedad de carecer del mismo.

Por último, y como coronación de todas las situaciones que engendran pobreza, está la inmensa deuda pública. Es nuestro más vivo deseo que ésta, a pesar de las dificultades, se negocie con éxito y para alivio de nuestro pueblo. Habremos de recordar siempre que la Deuda tiene dos caras, que han de ponernos sobre aviso para evitarlas en el futuro: la injusticia de la economía internacional reinante en este campo, y la irresponsabilidad de quienes contrajeron la Deuda o alentaron a contraerla a espaldas del pueblo.

 

3° La subsidiaridad


15. Esta palabra enuncia otro principio clave de la Doctrina Social. Significa que “todas las sociedades de orden superior deben ponerse en una actitud de ayuda (“subsidium”) – por tanto, de apoyo, promoción, desarrollo- respecto de las menores. De este modo, los cuerpos sociales intermedios pueden desarrollar adecuadamente las funciones que les competen, sin deber cederlas injustamente a otras agregaciones sociales de nivel superior, de las que terminarían por ser absorbidos y sustituidos y por ver negada, en definitiva, su dignidad propia y su espacio vital” (C. 186). “El principio de subsidiaridad protege a las personas de los abusos de las instancias sociales superiores e insta a éstas últimas a ayudar a los particulares y a los cuerpos intermedios a desarrollar sus tareas. Este principio se impone porque toda persona, familia y cuerpo intermedio tiene algo de original que ofrecer a la comunidad” (C. 187).

 

Situaciones y Cuestiones


16. El principio de la subsidiaridad es válido no sólo en la economía, sino en todos los órdenes. Por ejemplo en la educación. Así, la escuela pública de gestión privada cumple un papel muy importante en la sociedad, y es de justicia que el Estado aporte para sufragar los gastos de esta educación con los impuestos que pagan los ciudadanos.

Este principio de la subsidiaridad ha sido abandonado muchas veces en la organización de la sociedad, por exceso o por defecto. Por exceso, cuando el Estado acapara para sí todas las iniciativas, libertades y responsabilidades, que son propias de las personas y de las comunidades menores de la sociedad: el estatismo. Por defecto, cuando el Estado no protege al débil frente a los más fuertes, o no brinda su ayuda económica, institucional, legislativa a las entidades sociales más pequeñas cuando es necesario: el liberalismo a ultranza.

 

17. En la Argentina hemos conocido los dos extremos. Al menos desde los años 30 hubo un estatismo creciente, que nutrió, en el inconsciente colectivo, la falsa imagen de que el Estado sería como un dios, que existe desde siempre, que todo lo puede, a quien todo se le puede exigir, e incluso se lo puede maltratar porque nada malo le podría suceder. También conocimos un voraz liberalismo, que desmanteló al Estado privatizando sus empresas, pero sin la red de protección social que ello habría exigido, y sin el control necesario sobre los nuevos prestadores de los servicios públicos, acrecentando aún más el gasto público que se pretendía reducir. Ambas corrientes colisionaron y produjeron el sismo social conocido. Estamos ahora en la etapa de la reconstrucción, aprendiendo de la dolorosa experiencia.

Por otra parte, está vigente la subcultura de la dádiva. Ésta pervierte el principio de la subsidiaridad, degrada al pobre y lo convierte en un sujeto incapaz de participar de la vida democrática, engendrando un nuevo problema social.


18. También aquí se imponen muchas preguntas. ¿Cómo reconstruir al Estado y hacer que esté al servicio de la sociedad civil? ¿Cómo evitar que devore a las sociedades u organizaciones intermedias? ¿O, por el contrario, que se declare “ausente” y deje a los ciudadanos al arbitrio de los poderosos? ¿Cómo desterrar de la actividad política la práctica de comprar adhesiones mediante la dádiva? ¿Cómo propiciar la relación entre los pueblos, en el respeto de la idiosincrasia y valores de los mismos, y de las necesarias garantías que posibilite entre ellos un intercambio comercial justo y equitativo?

 

4° La participación


19. “Participación” es otra de las columnas de la Doctrina Social de la Iglesia. Es una “consecuencia característica de la subsidiaridad, que se expresa, esencialmente, en una serie de actividades mediante las cuales el ciudadano, como individuo o asociado a otros, directamente o por medio de los propios representantes, contribuye a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenece. Es un deber que todos han de cumplir conscientemente, en modo responsable y con vistas al bien común. No puede ser delimitada o restringida a algún contenido particular de la vida social”. “La participación en la vida comunitaria no es solamente una de las mayores aspiraciones del ciudadano, llamado a ejercitar libre y responsablemente el propio papel cívico con y para los demás, sino también uno de los pilares de todos los ordenamientos democráticos, además de una de las mejores garantías de permanencia de la democracia” (C 189, 190).

 

Situaciones y Cuestiones


20. ¿Cuál es el grado de participación del argentino en la vida social, y, particularmente, en la defensa y el progreso de la sociedad política?

Hay muchos signos positivos. En general, parece satisfactorio el índice de los votantes y aumenta la participación en la sociedad civil: centros vecinales, clubes, ONG de todo tipo, colegios profesionales, etc.

 

Pero también hay señales negativas. Se exigen derechos, pero no siempre se conocen ni cumplen los deberes. Que el pueblo no interviene en el gobierno sino por sus representantes: es un principio que muchas veces se interpreta mal. Se piensa que los deberes del ciudadano se agotan en el acto eleccionario. Cumplido éste, muchos se despiden de su ciudadanía hasta la próxima elección. No son conscientes que a la salida del cuarto oscuro los aguarda la vida cotidiana con una multitud de otros deberes ciudadanos, de diverso grado, pero todos necesarios para actuar como ciudadano y construir la República: desde no cruzar el semáforo en rojo, no hacer ruidos molestos, cuidar la limpieza de los espacios públicos, realizar bien el trabajo, pagar los servicios e impuestos, exigir cuentas de su recta administración, hacer con responsabilidad la propia opción partidaria, respetar la ajena, entablar un diálogo democrático con ella. Y así, hasta el cumplimiento de deberes más graves, como postularse para un cargo público, y, si fuere el caso, hacer juicio político a la autoridad constituida, etc. Olvidan que el cumplimiento de estos deberes es la respuesta necesaria a la sociedad, la cual defiende y promueve los derechos de los cuales gozan. No sin razón se ha dicho que los argentinos somos 37 millones de habitantes, pero no logramos ser 37 millones de ciudadanos. El habitante usufructúa la Nación y sólo exige derechos. El ciudadano la construye porque, además de exigir sus derechos, cumple sus deberes.

 

21. Entre las muchas cuestiones que surgen, planteamos las siguientes: ¿Cómo luchar para transformar la pasividad de muchos en una auténtica participación democrática en la sociedad política? ¿Cómo poner en marcha las iniciativas referidas a la reforma política que se acordaron en la Mesa del Diálogo Argentino? ¿Cómo garantizar que las promesas o proyectos electorales se concreten en leyes justas y oportunas? ¿Cómo garantizar jurídicamente el gran aporte de los voluntarios sin perjudicarlos a ellos ni a las instituciones a las cuales sirven con generosidad?

“Jesucristo, autor de nuestra fe y de nuestro compromiso ciudadano”: esta oración que rezamos el año pasado en preparación del Congreso Eucarístico Nacional de Corrientes, y este año para el Congreso de Laicos, continúa interpelándonos a los cristianos.

 

5° La Solidaridad


22. “La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida. Nunca como hoy ha existido una conciencia tan difundida del vínculo que se manifiesta entre los hombres y los pueblos” (C 192). Estas relaciones de interdependencia, “que son, de hecho, formas de solidaridad, deben transformarse en relaciones que tiendan hacia una verdadera y propia solidaridad ético-social. La solidaridad debe captarse, ante todo, en su valor de principio social ordenador de las instituciones” (C 192,193).

 

23. En situaciones difíciles los argentinos nos mostramos solidarios. Por ejemplo, cuando sufrimos inundaciones. Las repetidas crisis político-sociales quizás habrían acabado con nosotros si no hubiésemos sido solidarios. Es admirable cómo, en situaciones límites, nacen formas impensadas de solidaridad, especialmente en el pueblo humilde.

No obstante, la solidaridad necesita un crecimiento sustancial en orden a afianzar la conciencia ciudadana y la responsabilidad de todos por todos. La solidaridad expresa la solidez moral de una comunidad cuando, superando el sentimiento superficial, llega a elevarse hasta el rango de virtud social. No se trata, tan sólo, de que crezca la cantidad de donativos para aliviar los males de otros ante acontecimientos dolorosos o catástrofes. Se trata, principalmente, de llegar personal y comunitariamente a “la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común; es decir, por el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos” (C 193).


Situaciones y Cuestiones


24. Muchas son las cuestiones que surgen en este renglón. Hay una forma de insolidaridad preocupante: el crecimiento escandaloso de la desigualdad en la distribución de los ingresos. Una sociedad en la que faltase la equidad social correría serio peligro de dejar de ser solidaria.

Otra forma de insolidaridad es el debilitamiento de la cultura del trabajo en muchos que gozan de él. Trabajo mal hecho, a desgano, sin ansias de perfeccionarse. El trabajo es un servicio a la comunidad, que da derecho a comer de él.

Preocupa, también, la reiteración de reclamos no atendidos y de huelgas desproporcionadas, que no reparan en las injustas consecuencias sufridas por los más débiles: niños, ancianos, enfermos, trabajadores.

En una sociedad donde crece la marginación no serían de extrañar manifestaciones violentas por parte de sectores excluidos del mundo del trabajo, que podrían degenerar en peligrosos enfrentamientos sociales.


25. Las situaciones y cuestionamientos esbozados muestran el complejo campo social en el que todos, pero especialmente ustedes, queridos fieles laicos, deben reflexionar los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, para contribuir a hallar soluciones, desde su propia vocación y misión de ciudadanos, junto con los demás integrantes de la sociedad..

 

III. Cuatro Valores Fundamentales de la Vida Social


26. “La Doctrina social de la Iglesia, además de los principios que deben presidir la edificación de una sociedad digna del hombre, indica también valores fundamentales. La relación entre principios y valores es indudablemente de reciprocidad, en cuanto que los valores expresan el aprecio que se debe atribuir a aquellos determinados aspectos del bien moral que los principios se proponen conseguir. Todos los valores sociales son inherentes a la dignidad de la persona humana, cuyo auténtico desarrollo favorecen. Son esencialmente: la verdad, la libertad, la justicia, el amor” (C 197).


1° La verdad


27. La verdad es un valor fundamental que desde siempre la humanidad busca ansiosa. Tiene una dimensión objetiva que fundamenta la actividad del hombre, posibilita el diálogo, fundamenta la sociedad e ilumina sobre la moralidad de los comportamientos de los ciudadanos y de los grupos sociales: verdad de la naturaleza del hombre, de la vida, de la familia, de la sociedad. Verdad, también, de los hechos acaecidos.

En el cristianismo la Verdad ocupa un lugar central. El Hijo unigénito de Dios, cuyo nacimiento nos preparamos a celebrar, está “lleno de gracia y de verdad” (Jn 1,14). El mismo Jesús se autodefinió como la Verdad: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6). No se trata, por tanto, sólo de una verdad enunciable en el plano especulativo. Se trata de la Verdad sustancial, cuya palabra devuelve la libertad a quienes están esclavizados por el error o por el mal: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Jn 8,31-32). La Verdad del Evangelio, más que para ser conocida intelectualmente, es para ser realizada, para que “viviendo en la verdad y en el amor, crezcamos plenamente unidos a Cristo” (Ef 4,15).


28. La verdad es, en consecuencia, también un valor fundamental en la Doctrina Social de la Iglesia. Al respecto ella nos dice: “Los hombres tienen una especial obligación de tender hacia la verdad, respetarla y atestiguarla responsablemente. Nuestro tiempo requiere una intensa actividad educativa y un compromiso correspondiente por parte de todos para que la búsqueda de la verdad sea promovida en todos los ámbitos y prevalezca por encima de cualquier intento de relativizar sus exigencias o de ofenderla” (C 198).

 

Situaciones y Cuestiones


29. Si el cristiano prescindiese de la comprensión de la Verdad que le da la Palabra de Dios, podría caer en múltiples errores, e incluso adoptar actitudes fundamentalistas. Así aconteció en tiempos pasados cuando se difundió la máxima “el error no tiene derechos”, olvidando que los derechos son de las personas, incluso de las que están en el error. El Evangelio manda morir por la verdad, no matar por ella. Por ello el Papa Juan Pablo II, cuando nos exhortó a los cristianos a prepararnos a la celebración del Gran Jubileo del año 2000, mencionó explícitamente el “capítulo doloroso, sobre el que los hijos de la Iglesia deben volver con ánimo abierto al arrepentimiento, constituido por la aquiescencia manifestada, especialmente en algunos siglos, con métodos de intolerancia e incluso de violencia en el servicio de la verdad” (Tertio Millenio Adveniente 35)

 

Sin embargo, la tentación del fundamentalismo siempre acecha, y no sólo al hombre religioso. La historia civil de los pueblos, incluso europeos, está plagada de ejemplos de intransigencia a muerte entre sectores opuestos. Cuando se esgrimen argumentos religiosos, se lo hace engañosamente para enardecer la intransigencia con la que se pretende suprimir al contrario.

 

30. La interpretación de la historia argentina está atravesada por cierto maniqueísmo, que ha alimentado el encono entre los argentinos. Lo dijimos en mayo de 1981, en “Iglesia y Comunidad Nacional: “Desgraciadamente, con frecuencia, cada sector ha exaltado los valores que representa y los intereses que defiende, excluyendo los de los otros grupos. Así en nuestra historia se vuelve difícil el diálogo político. Esta división, este desencuentro de los argentinos, este no querer perdonarnos mutuamente, hace difícil el reconocimiento de los errores propios y, por tanto, la reconciliación. No podemos dividir al país, de una manera simplista, entre buenos y malos, justos y corruptos, patriotas y apátridas. No queremos negar que haya un gravísimo problema ético en la raíz de la crítica situación que vive el País, pero nos resistimos a plantearlo en los términos arriba recordados” (31).


A veintidós años de la restauración de la Democracia conviene que los mayores nos preguntemos si trasmitimos a los jóvenes toda la verdad sobre lo acaecido en la década del 70. O si estamos ofreciéndole una visión sesgada de los hechos, que podría fomentar nuevos enconos entre los argentinos. Ello sería así si despreciásemos la gravedad del terror de Estado, los métodos empleados y los consecuentes crímenes de lesa humanidad, que nunca lloraremos suficientemente. Pero podría suceder también lo contrario, que se callasen los crímenes de la guerrilla, o no se los abominase debidamente. Éstos de ningún modo son comparables con el terror de Estado, pero ciertamente aterrorizaron a la población y contribuyeron a enlutar a la Patria. Los jóvenes deben conocer también este capitulo de la verdad histórica. A tal fin, todos, pero en especial ustedes, fieles laicos, que vivieron en aquella época y eran adultos, tienen la obligación de dar su testimonio. Es peligroso para el futuro del País hacer lecturas parciales de la historia. Desde el presente, y sobre la base de la verdad y la justicia, debemos asumir y sanar nuestro pasado.


2° La libertad


31. Según el Evangelio, la libertad es fruto de la verdad: “La verdad los hará libres” (Jn 8,32). David fue liberado de su pecado porque lo reconoció. Lo mismo, la mujer pecadora. Y también el apóstol Simón Pedro. Sólo reconociendo sinceramente la verdad de nuestros pecados, Dios nos perdona y nos libera de las ataduras espirituales con que éstos nos aprisionan.


32. Sobre la libertad la Doctrina Social nos dice: “Es signo eminente de la imagen divina y, como consecuencia, signo de la sublime dignidad de cada persona humana. “El valor de la libertad, como expresión de la singularidad de cada persona humana, es respetada cuando a cada miembro de la sociedad le es permitido realizar su propia vocación personal. La libertad, por otra parte, debe ejercerse como capacidad de rechazar lo que es moralmente negativo, cualquiera sea la forma en que se presente (C 199, 200).


Situaciones y Cuestiones


33. No siempre los hijos de la Iglesia mantuvieron la claridad necesaria sobre la doctrina de la libertad religiosa. Hace cuarenta años la declaración conciliar “Dignitatis humanae” (07-12-65), sobre la libertad religiosa, le devolvió todo su esplendor. Libertad de la persona y libertad de la comunidad religiosa. Libertad para la Iglesia católica y libertad para todas las religiones. Libertad para celebrar el culto y libertad para proponer y practicar la doctrina del Evangelio.


34. Puede parecer extraño preguntarse hoy por la libertad religiosa en Occidente y en la Argentina. Pero sobran señales de una presión desmedida de muchos medios y de entes internacionales, que justifica preguntar si la libertad de la Iglesia católica a enseñar y practicar la propia doctrina es siempre respetada. Lo mismo cabe decir de resoluciones y gestos impropios de la autoridad civil cuando invaden un fuero que le es ajeno. Dado que el sujeto del Estado y de la Iglesia es siempre el hombre, el bien común exige que entre ambos exista autonomía y colaboración.


3° La Justicia


35. La justicia es un atributo de Dios. Decimos “Dios es justo”; que “apelamos a la justicia divina”. De Cristo confesamos que “vendrá con gloria a juzgar a vivos y muertos”. Por ello la justicia es también un valor cristiano fundamental. De éste la Doctrina Social dice: “Es un valor que acompaña al ejercicio de la correspondiente virtud moral cardinal. El Magisterio social invoca el respeto de las formas clásicas de la justicia: la conmutativa, la distributiva y la legal. La justicia resulta particularmente importante en el contexto actual, en el que el valor de la persona, de su dignidad y de sus derechos, a pesar de las proclamaciones de propósitos, está seriamente amenazado por la difundida tendencia a recurrir exclusivamente a los criterios de la utilidad y del tener” (C 201, 202).


Situaciones y Cuestiones


36. Existen cuestionamientos sobre la Justicia como institución. En la Argentina es fuerte el reclamo por la reforma de la justicia. Y la Mesa del Diálogo Argentino ha propuesto la necesidad de una profunda y valiente reforma de ella. Pero no existen cuestionamientos sobre la justicia como valor. Sin embargo, la Doctrina Social nos hace ver su límite e insuficiencia para fundar por sí sola una convivencia social sólida: “La plena verdad sobre el hombre, permite superar la visión contractual de la justicia, que es una visión limitada, y abrirla al horizonte de la solidaridad y del amor. Por sí sola, la justicia no basta. Junto al valor de la justicia, la doctrina social coloca el de la solidaridad, en cuanto vía privilegiada de la paz” (C 203).


4° La vía de la caridad


37. “Entre las virtudes en su conjunto y, especialmente entre las virtudes, los valores sociales y la caridad: existe un vínculo profundo que debe ser reconocido cada vez más profundamente”. “Los valores de la verdad, de la justicia y de la libertad, nacen y se desarrollan de la fuente interior de la caridad”. “La caridad presupone y trasciende la justicia. No se pueden regular las relaciones humanas únicamente con la medida de la justicia”. “Ninguna legislación, ningún sistema de reglas o de estipulaciones lograrán persuadir a hombres y pueblos a vivir en la unidad, en la fraternidad y en la paz. Ningún argumento podrá superar el llamado de la caridad” (C 204 - 207). La caridad es la plenitud de la justicia y de toda virtud humana.


Situaciones y cuestiones


38. Los cristianos debemos hacernos aquí un grave cuestionamiento: si tomamos en serio el mandamiento del amor que nos dejó Jesús. Si lo hacemos, descubriremos cada vez con mayor claridad que, después del acto de adoración a Dios, la construcción de la convivencia social, en verdad, libertad y justicia, es la obra máxima del hombre sobre la tierra. Y que Dios Padre providente en nada se complace más que en ver a sus hijos esforzándose por construirla.

Sobre esta base de los principios básicos y de los valores fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia podemos edificar una Nación reconciliada, que logre vivir una verdadera amistad social.


IV. Exhortación al Pueblo de Dios,


39. Hace un mes celebramos el III Congreso Nacional de Laicos, a los veinte años del Segundo celebrado en 1984, y en vista del Bicentenario de la Nación, a celebrarse en 2010. La temática abordada fue la vocación y misión del laico en la Iglesia, en la sociedad y en la política. Durante el Congreso, la Doctrina Social de la Iglesia se mostró de máxima actualidad. Y no sólo por sus formulaciones, sino por los desafíos que ésta debe enfrentar cada día y que merecen nuevas respuestas. Si bien como Pastores somos los garantes de esta Doctrina, les corresponde también a ustedes, queridos fieles laicos, participar en su elaboración, conociendo los postulados ya adquiridos, iluminando con ellos la situación social del País, y, a partir de allí, enunciar fórmulas adecuadas que ayuden a los cristianos y a todo hombre de buena voluntad a actuar en bien de la República, respetada la propia opción temporal, sin esperar consignas de los pastores. Por lo mismo, hoy más que nunca “la Doctrina social de la Iglesia debe entrar, como parte integrante, en el camino formativo del laico” (C 549). El Compendio de la Doctrina Social, es un instrumento valioso para conocer esta Doctrina y aportar a ella elementos nuevos. Aconsejamos vivamente su estudio y puesta en práctica.


40. Que María, gloria de Jerusalén, alegría de Israel, orgullo de la humanidad, madre virgen de Jesús de Nazaret, nuestro hermano y nuestro Dios Salvador, implore para nosotros del Padre un amor grande y fuerte por nuestra Nación como el que su Hijo tuvo por su patria hasta llorar por ella.

 


90ª Asamblea Plenaria

de la Conferencia Episcopal Argentina

Pilar, 11 de noviembre de 2005