NO EXISTE SOCIEDAD DONDE NO HAY ORDEN

 


 

Hace exactamente dos siglos (19-8-1820), San Martín, en carta a los cuyanos, escribió esta frase lapidaria. Hoy en la Argentina, después de muchos avatares, comprobamos la exactitud de dicho pensamiento; la comunidad nacional, que sobrevive, no llega a configurar en la actualidad una sociedad, pues carece de orden.

Primero dejó de funcionar el Estado argentino, hace 50 años, al no cumplir las tres funciones esenciales que le corresponden: la integración social, el planeamiento y la conducción. (*)

Pero después, también la sociedad -de quien el Estado debe ser el órgano de conducción-, se fue anarquizando y no cumple cabalmente su finalidad. Recordemos que la sociedad civil se forma  de modo reflexivo y voluntario; surge, en un territorio determinado, porque una mayoría en la población que lo habita  decide darle origen o ratificar su continuidad.

Siguiendo a Weber, llamamos sociedad a una relación social cuando, y en la medida en que, la actitud en la acción social se inspira en una compensación de intereses por motivos racionales (de fines o de valores) o también en una unión de intereses con igual motivación.

Aunque resulte doloroso reconocerlo, es comprensible que muchos ciudadanos ya no adviertan que exista la concordia, elemento indispensable para que una sociedad funcione adecuadamente. Y no puede haber concordia, o amistad social, si se desconfía de la posibilidad de que las autoridades puedan mantener el orden en la convivencia, y garantizar un mínimo de seguridad y control.

Basta recordar ciertos datos recientes:

-El 7 de agosto, el Presidente reconoció que: “necesitamos construir cárceles porque si el delito crece, más gente será condenada…”.

-Vinculado a lo anterior, datos oficiales del Ministerio de Justicia reconocen que existen 46.982 prófugos en el país.

-IDESA, Instituto para el Desarrollo Social Argentino, acaba de publicar un informe sobre el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), revelando que el 46 por ciento de los receptores corresponde al grupo familiar unipersonal, que se determina por una simple declaración jurada. Pues bien, 2,8 millones habrían falseado su declaración; ya que según la Encuesta Permanente de Hogares, quienes integran dicha categoría son 1.307.327 personas, pero se liquidaron en total 4.129.036 órdenes de pago. (La Voz del Interior, 10-8-20)

(*) www.mario-meneghini.blogspot.com/2012/10/no-existe-la-soberania-pues-no-existe.html

 

(Boletín Acción Nº 162 – Córdoba, setiembre 1 de 2020)