La gran batalla por la soberanía económica
Marcelo Gullo
La historia
oficial de la Argentina fabricada, después de Caseros, por los escribas de la
ignominia y el rencor, trató siempre de ocultarle a los argentinos el
significado profundo de la guerra que, en 1845, sostuvo la Confederación
Argentina, conducida por Juan Manuel de Rosas, contra las dos principales
potencias del mundo, Inglaterra y Francia. La Guerra del Paraná, de la cual la
batalla de la Vuelta de Obligado constituyó uno de los episodios más gloriosos,
fue verdaderamente una guerra por la defensa de nuestra soberanía económica.
Inglaterra y Francia, invadieron las tierras del Plata, para impedir que la
Confederación Argentina se convirtiera en el devenir histórico -siguiendo el
ejemplo de los Estados Unidos que aplicaba un férreo proteccionismo económico-
en una potencia industrial. Ese, y no otro, fue el objetivo esencial de la
invasión anglo-francesa. Se impone, entonces, develar aquello que la historia
oficial siempre ha ocultado.
El primer gobierno
de Rosas fue una época de salarios altos donde la economía creció más que la
disponibilidad de mano de obra pero, no rompió con el esquema de libre comercio
heredado de la época colonial borbónica y de los primeros gobiernos autónomos
que se sucedieron a partir de 1810. Rosas, en su primer gobierno, no supo, no
quiso, o no pudo, manifestarse en contradel libre comercio. Sin embargo, esta
posición pro-librecambista, cambiaría radicalmente cuando fuera nuevamente
elegido, por una amplia mayoría popular, para ejercer un segundo mandato. Fue
entonces que el Gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, se decidió
por la instauración definitiva del proteccionismo económico. El 18 de diciembre
de 1835, después de 25 años de aplicación radical del libre comercio, se
sanciona la Ley de Aduanas. La conversión de Rosas al proteccionismo se define
“sin cortapisas”.
En el mensaje del
31 de diciembre del año 1835, refiriéndose a la nueva ley, sostiene: “Largo
tiempo hacía que la agricultura y la naciente industria fabril del país se
resentían de la falta de protección, y que la clase media de nuestra población,
que por cortedad de sus capitales no puede entrar en empleos de ganadería,
carecía de gran estímulo al trabajo que producen las fundadas esperanzas de
adquirir con él, medios de descanso en la ancianidad y de fomento de sus hijos.
El gobierno ha tomado este asunto en consideración, y notando que la
agricultura e industria extranjera impiden esas útiles esperanzas, sin que por
ello reporten ventajas en la forma y calidad…ha publicado la ley de Aduanas.” .
Las provincias del interior, Córdoba, Catamarca, Cuyo, Tucumán y Salta, que
habían sufrido los efectos desbastadores de la política librecambista
instaurada desde 1778 y, reforzada desde 1810, recibieron alborozadas la nueva
Ley de Aduanas.
Importa precisar
que, cuando Rosas se decidió, durante su segundo gobierno, a emprender un
proceso de Insubordinación Fundante, tendientea completar laindependencia
política, declarada en 1816, con la independencia económica, es decir a liberar
a la Argentina del dominio informal inglés, el gobierno de Gran Bretaña estaba
en las manos de uno de los políticos más brillantes de su historia: Henry John
Temple, tercer Vizconde de Palmerston, quien fuera autor intelectual de la
Guerra del Opio, luego de la cual China no sólo se vio obligada a permitir la
importación y el consumo de opio sino que, perdió el control de sus aduanas,
debiendo aceptar el libre comercio, así como que quedara en las manos de
Inglaterra, la potestad de fijar el régimen arancelario del Imperio chino. Este
hecho no puede ser, livianamente, pasado por alto cuando se analiza
objetivamente este periodo de la Historia Argentina.
En 1838, el primer
ministro británico, Lord Palmerston, al constatar la insistencia de Rosas en el
proteccionismo, “…comunicó al Ministro británico que no hiciera uso del derecho
de protesta formalmente, pero que deseaba que el Ministro aleccionara al
Gobierno de Buenos Aires sobre las virtudes del libre comercio y la locura de
los altos impuestos aduaneros, y que le señalara los perniciosos efectos sobre
el comercio del país que con tanta seguridad se seguirían de aquellos.” Rosas
por supuesto desoyó los “desinteresados” consejos económicos del Ministro
británico.
En noviembre de
1845, una flota anglo francesa compuesta por 22 barcos de guerra, equipados con
la tecnología militar más avanzada de la época, penetró en el Ríode la Plata.
Cerca de la localidad bonaerense de San Pedro el 20 de noviembre de 1845
transcurrió la primera batalla contra la poderosa flota invasora. El objetivo
anglo francés era claro: imponer el libre comercio. La guerra que se desató
entonces, de la cual la Confederación Argentina resultó victoriosa, fue
calificada por el General José de San Martín de “Segunda Guerra de
Independencia.” En conmemoración de esa epopeya, fue plasmado el 20 de
noviembre como el Día de la Soberanía Nacional.
Artículo publicado en: Viento Sur. Revista de
la Universidad de Lanús. Año 3/ Número 5. Abril de 2013, p 112.