Desconocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia


Por Mario Meneghini

 

En la encíclica Centesimus Annus (1991), Juan Pablo II manifestaba la esperanza de que al conmemorarse el centenario de la Rerum Novarum, surgiera un renovado impulso para el estudio, difusión y aplicación de la DSI en todos los ámbitos. En Ecclesia in America (1999), consideraba que difundir esta doctrina constituía una verdadera prioridad pastoral, y que para ello sería muy útil una síntesis autorizada a modo de “Catecismo de la doctrina social católica” (p. 54).

 

El Pontificio Consejo Justicia y Paz, presidido entonces por el Cardenal Van Thuân, elaboró en el 2000 una colección de textos del Magisterio denominado “Agenda Social”, de 200 páginas. Posteriormente, en octubre de 2004, este Consejo, presidido por el Cardenal Martino, presentó el Compendio de Doctrina Social de la Iglesia, que es sin duda, una fuente de consulta, a semejanza del Catecismo. Sin embargo, debido a su extensión -500 páginas- resultará de mayor utilidad para especialistas y sacerdotes. Estimamos que sigue faltando un manual –Catecismo- que facilite, a todos los interesados, el acceso a la enseñanza social.

 

Debemos agregar la advertencia de Mons. Quarracino, siendo Secretario General de la Conferencia Episcopal Latinoamericana:  en nuestra época, con problemas cada vez más complejos, con un sentido religioso desleído, con una desesperante escasez de sacerdotes, “si la Iglesia quiere llegar a las estructuras del mundo, lo hará por el laicado o no lo hará”.

 

Si lo expresado es correcto, debemos reconocer que no hemos ni siquiera empezado la tarea, puesto que la DSI es ignorada por la mayoría de los laicos. Así lo manifiestan los Obispos argentinos en el documento Navega Mar Adentro (2003):

 

“En un país constituido mayoritariamente por bautizados, resulta escandaloso el desconocimiento y, por lo mismo, la falta de vigencia de la Doctrina Social de la Iglesia. Esta ignorancia e indiferencia permiten que no pocos hayan disociado la fe del modo de conducirse cristianamente frente a los bienes materiales y a los contratos sociales de justicia y solidaridad. La labor educativa de la Iglesia no pudo hacer surgir una patria más justa, porque no ha logrado que los valores evangélicos se traduzcan en compromisos cotidianos.” (p. 38)

 

Lamentablemente, luego del diagnóstico preciso e incisivo del párrafo citado, al detallar las “Acciones destacadas” a emprender, únicamente se menciona la necesidad de multiplicar los cursos y jornadas (p. 97, c), sin disponer un programa concreto que permita superar la situación diagnosticada. Por lo tanto, la tarea de difusión –al menos en nuestro país- continúa limitada a la acción voluntaria de un puñado de laicos, que, con sus propios recursos, consideran su obligación moral trasmitir lo que han recibido.

 

Creemos que esta misma situación se verifica en el resto del mundo católico. Valga como parámetro la confesión del Cardenal Martino: la DSI es “el secreto mejor guardado de la Iglesia Católica” (17-2-2006); en otra ocasión agregó que es “una doctrina con frecuencia ignorada, desconocida, incluso en ocasiones menospreciada” (20-2-2009).

 

Consideramos grave este problema, pues nadie puede aplicar lo que no conoce, y no puede conocer lo que no se le enseña. Dejando de lado a los intelectuales que por sí mismos pueden investigar y formarse, es ilusorio creer que los fieles comunes pueden adquirir conocimientos sobre una disciplina que no se difunde adecuadamente. Por otra parte, hace ya 18 años que el Compendio señaló con precisión a quien le compete esta función: en cada diócesis, “el Obispo tiene la responsabilidad de promover la enseñanza y difusión de la doctrina social, a la que provee mediante instituciones apropiadas” (CDSI, 539).

 

Como solución transitoria, consideramos conveniente difundir una síntesis oficial de la DSI, que está contenida en el Catecismo de la Iglesia Católica, aunque distribuida en diferentes capítulos, por lo que no se utiliza habitualmente. El Centro de Estudios Cívicos ha realizado una selección y ordenamiento de textos, con la intención de que sirva para conocer de manera fácil los principios doctrinarios, bajo el nombre de Catecismo Social, que puede consultarse libremente.

www.cdbcba.blogspot.com/2023/02/catecismo-social.html

 

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