Orígenes del Cambio Climático y su efecto sobre los Polos

 Por Carlos Prosperi



Dr. Ciencias Biológicas - Lic. Filosofía- Univ. Blas Pascal - CONICET

  

Los Polos terrestres abarcan el Ártico, llamado así por la constelación de la Osa Polar (Arctos: oso) y su opuesto el Antártico (Anti-Ártico). Ambos son similares en cuanto comparten la característica del frío extremo, con temperaturas de varias decenas de grados Celsius bajo cero, pero tienen diferencias importantes en muchos aspectos geográficos y biológicos.

El Ártico no es un continente, sino que en su mayor parte es solamente la superficie congelada del mar, rodeada por otros continentes como Europa, Asia y América de Norte. Parte de estos territorios están comprendidos dentro del Círculo Polar Ártico, razón por la cual existe una continuidad física que permitió su colonización por el hombre y numerosas especies de vegetales y animales que viven más al sur y se adaptaron a las condiciones climáticas del norte helado.

La Antártida en cambio es un continente, que está circundado por los océanos Atlántico, Pacífico e Índico. Existe una continuidad geográfica con la Cordillera de los Andes en Sudamérica, que desde Tierra del Fuego se extiende por las Islas Malvinas, Orcadas, Shetland, Georgias y la Península Antártica, donde reciben el nombre de Andes Antárticos o Antartandes, hasta el Polo Sur geográfico.

El cambio climático, o más específicamente el calentamiento global, afecta a ambos sistemas ecológicos, sobre todo porque el derretimiento del hielo, que es agua muy fría y casi destilada, modifica tanto la salinidad como la temperatura del agua de mar, lo que a su vez repercute sobre toda la biota que está adaptada a otras condiciones ambientales.

 

Periódicamente las principales instituciones de investigación científica de muchos países del mundo, incluyendo nuestra Argentina, declaran en forma conjunta el evento denominado "Año Polar Internacional", que se dedica a los estudios comparados entre ambos polos. Si bien se denomina como si fuera sólo un año, abarca en realidad dos años seguidos, ya que se busca completar un ciclo estacional completo de primavera, verano, otoño e invierno en cada uno de los polos, estudiando las variaciones climáticas en ellos y el efecto de tales variaciones sobre las características propias de ambos ambientes, especialmente su biota.

El Océano Glacial Ártico es el mar que cubre el casquete polar del norte. Su extensión es de unos 16.500.000 km², con una profundidad media de 1.200 m. La cuenca puede dividirse en dos partes: la porción americana, lindante con Canadá, donde se registran las mayores profundidades, de hasta 5.500 m, y la porción asiática, que es una extensa plataforma submarina.

Forma una calota de hielo sin tierra por debajo. Esta característica fue la que permitió que, durante la Guerra Fría, pudieran navegar por debajo de dicha capa de hielo submarinos nucleares, procedentes tanto de la OTAN, desde Alaska y Canadá, como del Pacto de Varsovia, desde Siberia. Como estos submarinos debían periódicamente emerger para reaprovisionarse de aire, contaban con un registro detallado obtenido mediante sonares sobre el grosor de la capa de hielo. Estudios más modernos se han hecho con fines de investigación, comprobándose un adelgazamiento, sobre todo en los bordes limítrofes, lo que alerta sobre un derretimiento en los últimos años.

Si bien en la capa de hielo no hay organismos que sobrevivan, en la parte terrestre la continuidad y cercanía geográfica permitió que el Ártico tuviera una colonización temprana tanto por el hombre como por animales de climas relativamente más cálidos, ubicados más al sur, que lentamente se adaptaron al frío.

Así entre los más representativos están los osos polares, renos, roedores diversos y zorros, así como aves, todos ellos originados de sus homólogos de climas más cálidos, pero que modificaron algunos aspectos de su metabolismo o su anatomía para adaptarse al frío, como el cambio en el color del pelaje, que pasa de pardo o gris a blanco.

En lo que respecta a la vegetación, la mayoría de las plantas reducen su tamaño, afectadas por el frío y por los fuertes vientos, como ocurre con la vegetación de alta montaña. Tienden a florecer y reproducirse rápidamente durante los breves períodos de calor, y se mantienen en un estado de latencia durante los meses de frío. En algunas regiones sólo crecen musgos y líquenes.

El hombre logró conquistar el Ártico a partir de poblaciones circundantes, que aprendieron a utilizar abrigos de piel y construir refugios. Tal es el caso de los Samis del Norte de la Península Escandinava, los Yugits y los Nenets de Siberia, y los Inuits o Esquimales del Norte de Canadá, que poblaron esas latitudes mucho antes de la llegada del hombre blanco.

La Antártida tiene una superficie de aproximadamente 14.000.000 de km², con una altura media de 2.200 m. lo que lo convierte en un continente elevado y más frío, ya que a la latitud se le suma la altitud, con un récord de -88 ºC de temperatura real, registrada en una base de la Ex-Unión Soviética. Los vientos antárticos tienen ráfagas que superan la velocidad de 300 kilómetros por hora, que bajan abruptamente la sensación térmica.

El Polo Sur, situado en el centro del continente antártico, está en una elevada meseta de 3.200 m., característica que lo distingue del Polo Norte, que por el contrario se encuentra en medio de una depresión de casi 3.000 m. de profundidad.

Los océanos lo aíslan del resto de los continentes, lo que dificulta la migración de especies a menos que sean nadadoras o voladoras. La distancia mínima se da entre Tierra del Fuego y el extremo de la Península Antártica, y supera los 1.000 Km.

La Convergencia Antártica es una corriente marina circular, que como un anillo rodea y aísla al continente, y se forma justamente por la convergencia de sus aguas frías con las aguas más cálidas que lo circundan.

La fauna más representativa es la de focas y cetáceos, además de aves características. La vegetación carece de pastos, arbustos o árboles, lo que configura un paisaje muy distintivo, en el que sólo se ven grandes extensiones de nieve y hielo.

Se han encontrado, en cambio, fósiles vegetales como helechos y plantas tropicales así como restos de tiburones, moluscos y hasta plesiosaurios, demostrando que la posición de la Antártida fue cercana al Ecuador en épocas geológicas pasadas, cuando era parte del supercontinente conocido como Pangea.

 

El Calentamiento Global

En vez de cambio climático se debería aludir al calentamiento global, ya que la tendencia general registrada hasta ahora es hacia un aumento de la temperatura, no obstante, lo cual existen casos regionales en los que ha habido estabilidad o incluso disminución de la misma.

Este calentamiento se agudiza particularmente en el Antártico al sumársele el efecto de los rayos ultravioletas debidos al agujero de ozono. La barrera de hielos de Larsen ha disminuido su extensión en las últimas décadas, según registros continuos y fiables.

Si bien hay un consenso generalizado sobre el aumento global de la temperatura, basado además en datos observacionales objetivos, hay también instituciones e investigadores que discrepan en cuanto al origen o las causas del calentamiento, que no necesariamente sería de origen antrópico, sino que reconoce otras causas posibles. Ello no significa que sean “negacionistas”, o “anti-ciencia” como se les dice despectivamente, sino que aportan datos también respetables sobre la problemática.

Este gráfico muestra los períodos glaciales e inter-glaciales desde hace 400.000 años hasta la actualidad. Por supuesto que todos estos períodos de calentamiento y enfriamiento ocurrieron mucho antes de que siquiera existiera la humanidad.

 


En este gráfico se puede ver la variación de temperatura desde el año 1.000.


Durante la última glaciación conocida se cubrió de hielo casi todo lo que actualmente es Canadá y el Norte de Estados Unidos. Su posterior derretimiento dio origen a los llamados actualmente Grandes Lagos, (Michigan, Superior, Urón y Ontario). La última glaciación ocurrió hace unos 10.000 años, y a partir de entonces empezó un proceso de calentamiento de origen natural, que continuaría hasta nuestros días.

Los ciclos de Milankovitch explican que los cambios orbitales son los causantes de las variaciones climáticas a lo largo de los períodos geológicos. Milankovitch fue un matemático serbio que estudió estas variaciones, basado también en investigaciones anteriores de otros científicos, y logró demostrar a principios del siglo XX que las alteraciones orbitales modifican el clima terrestre, sin restarle importancia a los gases de efecto invernadero liberados por las actividades del hombre.

En los océanos existe un sistema de corrientes marinas, frías y cálidas, que modifican o atemperan el clima de los continentes. La corriente del Golfo, que se origina en el Golfo de México, es una corriente cálida que cruza el Atlántico Norte hasta llegar a Europa Occidental.

En caso de derretirse el hielo del Ártico, y sobre todo de Groenlandia, el agua afectaría directamente al Atlántico Norte, enfriando la corriente cálida del Golfo, que mantiene las temperaturas benignas que se registran en la costa de Europa, sobre todo en Francia y las Islas Británicas. Pero si esta corriente desapareciera, haría que Paris, por ejemplo, caracterizado por sus veranos templados, tuviese el mismo clima invernal que Montreal, dado que ambas ciudades,  están a latitudes casi idénticas.

También el nivel de los océanos subiría lo suficiente como para inundar las principales ciudades del mundo, que son mayoritariamente portuarias. De allí la importancia de encarar seriamente esta problemática.

 

Conclusiones

Persisten dudas respecto a qué proporción del calentamiento global se debe a causas de origen antrópico, y cuanto corresponde realmente a ciclos naturales. Lo más probable es que exista una interacción entre ambas causas, mayormente naturales pero reforzadas o ampliadas por efectos antropogénicos.

Es bien sabido que durante su historia geológica el planeta sufrió varias glaciaciones y calentamientos, unidos a cambios en la composición de gases atmosféricos, originados en la variación del eje terrestre, la actividad solar, e incluso la influencia de la biota primitiva, como el caso de las Algas Verdeazuladas o Cianobacterias, que por efecto de la fotosíntesis liberaron grandes cantidades de oxígeno y así transformaron la atmósfera primitiva reductora a la actual, que es oxidante.

Por otro lado, el Dr. Bjorn Lomborg, apodado "el ambientalista escéptico", postula que implementar las medidas propuestas en el Protocolo de Kyoto, suponiendo que todos los países realmente lo cumplieran, podría tener un costo de unos 180 mil millones de dólares al año. Pero el resultado no podría evitar el calentamiento planetario sino apenas posponerlo por un tiempo, de manera que se pagaría un costo desproporcionado para obtener magros resultados.

Tal vez sería mejor, en consecuencia, usar los fondos internacionales en la asistencia humanitaria para los países y comunidades más pobres que se vean mayormente afectados, como es el caso de algunas naciones africanas y sudamericanas, y especialmente asiáticas, como Bangladesh, país donde el nivel del agua ha subido tanto como para crear serios problemas debido a la disminución de su territorio, en un país que tiene una superpoblación alarmante.

 

 

Bibliografía Consultada

-De la Torre, Diego. 2018. Los ciclos de Milankovitch y su efecto en el cambio     climático de la Tierra. (blogthinkbig.com).

-Friedman, Wolfgang. 1971. El futuro de los Océanos. Ed. Roble. México. p.146.

-Panzarini, Rodolfo. 1958. La Naturaleza del Antártico. Ed. Lerú. Buenos Aires. p.174.

-Prosperi, Carlos. 2008. Los Polos y el Calentamiento del Planeta. ASAEC - Centro    Cultural Canadá Córdoba. Córdoba (en CD Rom).

-Prosperi, Carlos. 2009. Efecto del calentamiento global sobre los polos. Revista    Estrucplan on     line. (www.estrucplan.com.ar).

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