El P. Luis de Moya sufrió
un accidente en el año 1991 que le dejó parapléjico. En una entrevista
concedida a la web de la Archidiócesis de Mérida Badajoz, explicó cómo afrontó
lo ocurrido:
Cuando sufre el accidente y
le dicen que la secuela es una tetraplejia, ¿qué piensa?
Realmente yo no soy una
persona demasiado dramática y, entre otras cosas, cuando sufro el accidente, no
estoy lo suficientemente lúcido como para pensar las cosas fríamente, por lo
que me fui haciendo cargo de la situación poco a poco. No hay un momento
excesivamente dramático en el que me dé cuenta de que me ha cambiado la vida de
la noche a la mañana.
¿Cómo se replanteó la vida?
Habían cambiado muchas
cosas para mí, pero no había cambiado que seguía siendo sacerdote. Tendría que
emplear mucho la escritura, tendría que venir la gente a mí en lugar de ir yo a
la gente… Me di cuenta de que tenía que contar mi historia y mi reacción ante
el accidente.
¿Qué es lo más duro, lo
físico o lo mental?
Lo más duro es la
dependencia, que tendría que depender mucho de la gente para las cosas más
elementales.
Incluso llegó a estar en contacto con Ramón Sampedro, quien se convirtió en un icono de todos los partidarios de la eutanasia en España y que finalmente se quitó la vida:
Usted conoció a Ramón Sampedro, el tetrapléjico que pidió la eutanasia, y sobre el que se hizo la película “Mar adentro”, dirigida por Amenábar y protagonizada por Javier Bardem.
Tuve relación telefónica y por
carta, pero la verdad es que no conseguí hablar personalmente con él. Aunque
hice un viaje a Santiago de Compostela, invitado a un congreso, e intenté
quedar con él, finalmente no pudimos, porque el sitio donde él estaba era
inaccesible para mi silla. Vivía en una primera planta y tenía que utilizar la
escalera, así que no pude quedar con él.
¿Qué marca la diferencia
entre querer vivir y querer morir en situaciones parecidas?, ¿sentirse o no
querido?, ¿sentirse o no sentirse útil?, ¿sentirse o no llamado a una misión?,
¿tener o no tener un sentido trascendente de la vida?…
Si vemos la vida con un
sentido sobrenatural, trascendente, no es razonable querer morirse. La persona
que tiene fe sabe que debe aceptar la voluntad de Dios, de algún modo, Él lo ha
querido así. La circunstancia en la que uno queda, después de un accidente como
el que yo he tenido, no es algo que Dios ignora. Justamente por eso, yo pensaba
que Dios proveería, si Dios consiente que yo esté en esta situación, me dará
las fuerzas para llevarlo bien ¿no? Tendría que cumplir su voluntad en esta
circunstancia como antes intenté cumplirla en otra situación diferente.
En diciembre de 1996
publicó el libro "Sobre la marcha. Un tetrapléjico que ama la vida",
en cuya contraportada se puede leer:
«Yo no podía, no debía,
buscar el mero sentirme cómodo o lo menos contrariado posible entre mis cuatro
paredes, como si no pudiera hacer otra cosa, como si ya nadie esperara nada de
mí. Si hubiera caído en ese planteamiento, habría condenado mi vida al lamento
permanente como telón de fondo. Consentir en esa visión tan negativa de mi
situación, supondría –aparte de pactar con una falsedad– autocondenarme al
victimismo. Ir por el mundo con complejo de víctima, como dando pena, se me
hacía poco gallardo y un tanto falso, porque veía con claridad que teniendo la
cabeza sana no había razón para no utilizarla con provecho».
Además, participó en
programas de radio y televisión a favor de la defensa de la vida humana. En
2000 creó Fluvium, un portal católico con una clara finalidad evangelizadora:
todas las semanas, enviaba sus ‘Novedades’ a más de cien mil suscriptores de
todo el mundo. Recibía cientos de mails de gente que contactaba con él para
pedir consejo o recibir una palabra de consuelo.
Biografía
Luis de Moya Anegón nació
en Ciudad Real el 17 de agosto de 1953. En 1971 comenzó la carrera de Medicina
en Madrid y un año después pidió la admisión en el Opus Dei. Entre 1975 y 1978
fue secretario del Colegio Mayor Moncloa de Madrid. Terminada la carrera, se
trasladó a Roma para continuar sus estudios de Teología. En agosto de 1981
recibió la ordenación sacerdotal.
Tras defender la tesis
doctoral en la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad de Navarra, en
1984 fue nombrado secretario del Consejo de Capellanía de la Universidad de
Navarra y capellán de la Escuela de Arquitectura. Ese mismo año empezó a
atender el Colegio Mayor Goroabe.
El 2 de abril de 1991
sufrió un grave accidente de tráfico a consecuencia del cual quedó
tetrapléjico. Desde entonces residió en el Colegio Mayor Aralar. Continuó
desarrollando diversos trabajos pastorales durante varios años en el campus de
la Universidad de Navarra: capellán de la Escuela de Arquitectura y en la
Facultad de Derecho, atención espiritual a residentes del Colegio Mator Belagua
(Torre I), etc.
Fuente: Infocatólica, 10/11/20