«¿Qué podemos hacer en esta situación?»
Con
motivo del 90º cumpleaños del cardenal Joseph Zen, arzobispo emérito de Hong
Kong, en su honor y como acto de gratitud hacia él, publicamos íntegramente su
artículo escrito para nuestro 13º Informe sobre la Doctrina Social de la
Iglesia en el Mundo, titulado «El modelo chino: el capital-socialismo de
control social»:
Hay dos documentos de las Autoridades
Centrales del Partido Comunista Chino que pueden ayudarnos a entender la actual
política religiosa del gobierno chino: el Documento 19 de 1982 y el Documento 9
de 2013. Para los amigos de China que no tienen la oportunidad de examinar
estos documentos, intentaré, a partir de ellos, resumir la política religiosa
actual en China.
El Documento 19 de 1982
El documento 19 de 1982 se presenta como
«La visión básica de la cuestión religiosa durante el periodo socialista en
nuestro país». En él se explica que la religión tiene su origen en la sensación
de miedo e impotencia de los pueblos primitivos ante los fenómenos aterradores
de la naturaleza. Cuando la sociedad evoluciona y la clase dominante oprime al
impotente proletariado, la religión es el opio que utiliza para mantenerlo
sometido. Con el advenimiento de la sociedad socialista la religión debería
desaparecer, eliminándose la causa de su existencia. Pero la construcción de
una civilización socialista no se hace en un día, sino que encuentra muchos
obstáculos: la persistente superstición popular, las catástrofes naturales, los
errores humanos y la situación internacional. La religión desaparecerá naturalmente
con el progreso del socialismo y el comunismo.
Sin embargo, pensar en eliminarla
mediante decretos administrativos u otros medios coercitivos no es la visión
básica del marxismo. Han sido largos años de control de la sociedad por los
señores feudales, la clase capitalista, las fuerzas coloniales e imperialistas
a su vez controladas por las iglesias católica y protestante. Después de 1949
hubo un gran cambio y una gran reforma, las contradicciones de la cuestión
religiosa son ahora primariamente contradicciones entre el pueblo. Pero la
cuestión religiosa seguirá siendo un asunto de masas, a menudo relacionado con
la cuestión étnica y con factores internacionales. No podemos ignorar la
complejidad del problema. Debemos tener en cuenta todos los objetivos a
alcanzar: la estabilidad y la unidad étnica de la nación; el establecimiento de
buenas relaciones internacionales y, al mismo tiempo, la resistencia a la
infiltración de fuerzas extranjeras hostiles; la construcción de la
civilización socialista con sus valores materiales y espirituales. Lenin nos
exhorta a «estar preparados», a pensar bien las cosas; asustarse por la
complejidad de la cuestión o ignorar la complejidad y ponerse a trabajar sería
igualmente erróneo.
Antes de que la religión desaparezca de
forma natural, la base de la política debe ser el respeto y la protección de la
libertad religiosa. Todo ciudadano tiene la libertad de creer y también la
libertad de no creer, de creer en esta religión o en otra. Los comunistas somos ateos y debemos propagar incansablemente el
ateísmo, pero será infructuoso y perjudicial utilizar la mera coacción cuando
se trate de cuestiones ideológicas y espirituales, incluida la religión. La
diferencia entre las masas de creyentes y no creyentes es relativamente secundaria,
es un error convertirla en una cuestión primordial hasta el punto de provocar
discriminación y opresión, quizá incluso provocando el efecto contrario del
fanatismo religioso. Esto es contrario al objetivo del marxismo leninismo;
significaría olvidar que el papel básico del partido es unir a creyentes y no
creyentes para que juntos construyamos un estado socialista moderno y poderoso.
Por supuesto, el énfasis en la libertad
de creer debe garantizar también la libertad de no creer. La libertad de creencia
no sólo no impide, sino que reforzará la labor del Partido en la difusión de la
educación científica y la lucha contra la superstición. Un punto a destacar es
que la fe religiosa es un asunto privado, la elección de cada ciudadano. La
religión no debe inmiscuirse en los asuntos administrativos o judiciales del
Estado, ni siquiera en las escuelas o la educación pública. Está prohibido
obligar a nadie, especialmente a los menores de dieciocho años, a ser miembro
de una religión y a participar en una actividad religiosa concreta. No debe
permitirse que la religión se utilice como pretexto para oponerse al liderazgo
del partido o para destruir la unidad nacional.
El Partido ateo debe guiar a las
religiones, a través de las organizaciones religiosas patrióticas (en el caso
de los católicos son la Asociación Patriótica Católica China, la Comisión de
Asuntos Religiosos Católicos Chinos y la Conferencia Episcopal Católica China)
con las que garantizar la normalidad de las acciones de los creyentes.
Cualquier actividad criminal y antirrevolucionaria bajo la apariencia de
religión debe ser resueltamente reprimida y castigada con severidad. El
gobierno tiene la tarea de educar a la gente para que entienda que, al acabar
con las actividades delictivas, el gobierno salvaguarda la verdadera religión.
Todo esto se basa en la doctrina
científica del marxismo leninismo y el pensamiento del camarada Mao Zedong.
La libertad religiosa no es un
expediente temporal, sino una estrategia decisiva para lograr la unificación
del pueblo y construir un Estado socialista poderoso y modernizado. Este
trabajo no durará una generación, ni siquiera dos o tres, sino un largo período
de la historia antes de la realización de una civilización avanzada compuesta
de valores materiales y espirituales [durante mucho tiempo se acostumbraba a
calificar el presente como «período inicial del socialismo»].
Como puede verse fácilmente, este
documento, promulgado en 1982, representa la posición de Deng Xiaoping,
entonces ya una figura decisiva en el gobierno tras los desastrosos años de la
Revolución Cultural. Es claramente una nueva dirección pragmática: la
reconstrucción económica y la apertura al mundo internacional. Pero este
documento también reconfirma claramente todas las restricciones a la libertad
religiosa, a veces incluso de forma enfática. ¿Cómo debe entenderse esta
aparente contradicción? ¿Fue un intento de Deng Xiaoping de evitar ser
criticado como «revisionista», o son las precauciones sinceramente presentes en
la mente de cualquier comunista genuino? A favor de la primera hipótesis está
el hecho de que el Partido Comunista no se atrevió a acabar con la referencia y
el prestigio de Mao Zedong, a pesar de su grave responsabilidad en los daños
causados por la Revolución Cultural. Sin embargo, tras los acontecimientos de
la Plaza de Tiananmen, creo que la segunda interpretación se acerca más a la
realidad.
Así
que podemos tomar este Documento como fundamentalmente fiel a la visión
comunista de la realidad de la religión: un hecho que debe ser tolerado en
vista a la victoria final del comunismo, pero que debe ser mantenido bajo
estricto control y sumisión.
El Documento 9 de 2013
El documento 9 de 2013 representa la
línea de Xi Jinping, el actual líder supremo de la República Popular China. Todo
el mundo puede ver que hay una gran diferencia aquí con la línea de Deng
Xiaoping de 1982. Es un retorno a las ideas y políticas de Mao Zedong. No hacen
falta largas citas, la introducción y los subtítulos de los párrafos son
bastante elocuentes (los acontecimientos que siguieron a la publicación de este
Documento son aún más elocuentes).
Introducción: Bajo el liderazgo de Xi
Jinping hemos hecho grandes progresos y ahora tenemos una gran confianza, la
base ideológica de la «lucha» se está solidificando continuamente. Ya hemos
logrado un gran progreso económico para que el pueblo mire al futuro con
confianza, ahora nuestro objetivo debe ser una gran campaña doctrinal para que
todos comprendan y participen en la construcción del socialismo con
características chinas y el gran sueño chino. Debemos unificar el pensamiento,
consolidar el progreso de una atmósfera positiva y fortalecer el espíritu.
Si bien constatamos la situación
positiva, no podemos ignorar que todavía hay una lucha intensa, los siguientes
temas y desafíos merecen atención.
(1) La democracia constitucional occidental. Con las ideas de «separación de
poderes, sistema multipartidista, elecciones generales, poder judicial
independiente, ejército nacional, etc.» se pretende desacreditar a la dirección
del Partido, abolir la democracia popular y sustituirla por el sistema político
de Occidente.
(2) Para debilitar los fundamentos teóricos de la dirección
del Partido se exaltan los llamados valores universales como «la libertad, la
democracia, los derechos humanos universales y eternos».
(3) Promoción de la «sociedad civil» para desmantelar la base social del
gobierno del Partido. Las fuerzas enemigas han utilizado este concepto de
derecho absoluto del pueblo contra nosotros, ahora nuestro propio pueblo está
utilizando la misma arma para rechazar el control del Partido. Especialmente a
nivel local reclaman un derecho absoluto a la libertad de acción de todo tipo
de asociaciones para liberarse del control del gobierno.
(4) Promoción del neoliberalismo. Muchas naciones,
encabezadas por Estados Unidos, quieren imponer su modelo económico de
privatización absoluta, de fe ciega en el libre mercado, de globalización que
margina a las naciones individuales. Vemos las desastrosas consecuencias de
esta teoría en América Latina, la Unión Soviética y Europa del Este. Ha llevado
a sus defensores a una crisis propia de la que aún no se han librado. Quieren
cambiar la infraestructura básica de nuestra economía diciendo que es ineficaz,
que perturba la economía de mercado y que, por tanto, debilita el control del
gobierno sobre la economía nacional.
(5) Promueven la idea occidental del periodismo desafiando
nuestro principio de que los medios de comunicación y el sistema de prensa
deben estar sujetos a la disciplina del Partido. Hacen de los medios de
comunicación «el cuarto poder», abogan por la libertad absoluta de transmitir
información, quieren suprimir nuestros departamentos de propaganda.
Evidentemente, su intención es oponerse a la dirección del Partido en los
medios de comunicación y así infiltrarse en el terreno de nuestra ideología.
(6) Promueven el nihilismo histórico tratando de distorsionar
la historia del Partido Comunista Chino y de la Nueva China. Niegan la
inevitabilidad histórica de la Revolución, diciendo que fue un error y el
comienzo de otros errores. Destacan a los líderes del Partido, negando los
méritos de Mao Zedong, exagerando la brecha entre el período anterior a la
reforma y la apertura y el período posterior, todo para negar al Partido la
legitimidad para gobernar.
(7) Cuestionan la reforma y la apertura y niegan que el socialismo
con características chinas sea verdaderamente socialista. Algunos dicen que la
reforma y la apertura aún no se han logrado realmente, otros dicen que han ido
demasiado lejos. Las discusiones y la confusión originadas en el extranjero,
que ahora se extienden por toda China, suponen un obstáculo para una acción
unificada y sostenida en favor de una reforma y un progreso reales.
Exigen la liberación de los llamados
presos políticos, quieren que revoquemos el veredicto sobre Tiananmen. También
con la participación de las embajadas y consulados y de las ONG que operan en
China, a través de los medios de prensa y documentación.
Ante todos estos desafíos de las fuerzas
antichinas de Occidente, las autoridades de todos los niveles, y especialmente
quienes las lideran, deben prestar especial atención a la esfera ideológica y
cumplir con su papel de liderazgo.
Este reciente Documento, que vemos muy
traducido en hechos (nos interesan especialmente los puntos 2, 3 y 5) no
favorece ciertamente la libertad religiosa. El único criterio de verdad es el
Partido Comunista, el único titular del derecho y del poder sigue siendo el
Partido Comunista. Últimamente, no podemos dejar de ver incluso la sombra de la
Revolución Cultural.
¿Qué
podemos hacer en esta situación? ¿Dialogar? ¿Mantenernos en silencio?
¿Convertirnos en loros? Que el Señor nos ilumine y nos dé fuerza.
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Fuente:
Observatorio Cardenal Van Thuan
Publicado
el 16-1-2022