Utopía

"Plan, proyecto, doctrina o sistema deseables que parecen de muy difícil realización"; así define el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, a esta palabra creada por Tomás Moro. Dicho santo fue proclamado patrón de los políticos y gobernantes, precisamente por actuar en la vida pública, con tenacidad, hasta aceptar el martirio, pero partiendo de la realidad.

Como expresa Pablo VI: "la apelación a la utopía es con frecuencia un cómodo pretexto para quien desea rehuir las tareas concretas refugiándose en un futuro imaginario. Vivir en un futuro hipotético es una coartada fácil para deponer responsabilidades inmediatas". (*)

Nos suscitan estas reflexiones, las noticias que muestran las dificultades con que se enfrentan personas prestigiosas y honorables, que han decido postularse como candidatos en las próximas elecciones primarias. Quien se dedique a la política no puede esperar que la realidad se modificará con solo proponer un programa distinto. Ni siquiera podrá ser candidato, si no consigue las fichas de afiliación que exige la ley respectiva. Lograr la personería política no es imposible, como lo demuestra la cantidad de partidos existentes; pero es necesario realizar un trabajo sistemático y solicitar la ayuda de personas con el conocimiento y experiencia necesarias.

 

(*) Carta Apostólica Octogesima adveniens, p. 37.

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Publicado en Boletín ACCIÓN N° 166, agosto 2021