La transformación en acto de la teología moral católica

 

por Stefano Fontana


Intervención n. 1, 31 agosto 2020

En la teología moral católica se ha puesto en marcha un cambio total de perspectiva y estructura. La Doctrina social de la Iglesia forma parte de la teología moral, como ha enseñado Juan Pablo II [1] y, por tanto, es fundamental aclarar en qué contexto se inserta. Por este motivo, he pensado publicar una serie de intervenciones sobre este tema: la reforma (o revolución) en acto de la teología moral. Podría también ser el caso de que el nuevo marco de la teología moral fuera tal que impidiera la existencia de la Doctrina social de la Iglesia o exigiera la superación de la misma. Si así fuera, se crearía un cortocircuito más bien preocupante: el marco que debería dar sentido a la Doctrina social la sofocaría impidiendo su vida.

Giuseppe Angelini ya lo ha dicho en un breve capítulo de un artículo que ha escrito dedicado a Pablo VI y que lleva el significativo título de: Oltre la Dottrina sociale della Chiesa [Más allá de la Doctrina social de la Iglesia] [2]. En él, observa cómo Pablo VI «acoge el rechazo fundamental de la noción firme de Doctrina social de la Iglesia decretado por el Concilio Vaticano II en la Gaudium et spes. En 1971, en el 80 aniversario de la Rerum novarum, Pablo VI honra esta fecha celebrándola con una carta apostólica, la Octogesima adveniens, que corrige la firme concepción doctrinal de la Doctrina social de la Iglesia, sustituyéndola con una descripción, podríamos decir, débil». [3]

Se trata de una visión más bien difundida de la (escasa) consideración que Pablo VI tuvo hacia la Doctrina social de la Iglesia, más bien simplista si se formula así y no se tienen en cuenta, por ejemplo, las otras encíclicas de Pablo VI, como la Populorum progressio, o la interpretación que dio de esta problemática la Caritas in veritate de Benedicto XVI [4]. Está claro, de todos modos, que Angelini expresa claramente una versión, hoy dominante, en teología moral: el encuentro con la concepción moderna de la conciencia hace que la Doctrina social de la Iglesia -tal como la hemos conocido hasta Benedicto XVI- sea obsoleta, y por lo tanto, sea obligado superarla. 

Pablo VI se quedaría solo a mitad de camino: por un lado acoge la concepción moderna de la conciencia y, por el otro, la acoge solo con reserva. Por consiguiente, él optaría por una Doctrina social de la Iglesia “débil” en lugar de “fuerte”, pero no se lanzaría hacia la superación de la misma, que es, según Angelini, lo que hay que hacer hoy en día.

He citado esta intervención del conocido moralista de la Facultad Teológica de Milán como ejemplo de cambio: si la teología moral cambia, también debe cambiar la Doctrina social de la Iglesia, hasta el punto de extinguirse o de ser superada, que es el mismo concepto pero expresado de forma hegeliana. Al discurso se le puede incluso dar la vuelta. Si se quiere mantener firme la Doctrina social de la Iglesia tal como fue implantada, es necesario oponerse a los cambios en acto en teología moral o valorarlos desde un punto de vista crítico y no como signos de los tiempos. Naturalmente, la voluntad de mantener la Doctrina social de la Iglesia tal como es nace de la convicción de que el marco de la teología moral en el que ella se ha insertado hasta ahora es válido desde el punto de vista de la recta razón y correcto desde el punto de vista de la fe en la revelación. 

Es evidente que, de esta manera, surge de nuevo la habitual e importante cuestión de la relación de la Iglesia con la modernidad. No es casualidad que Giuseppe Angelini hable del Vaticano II como momento de cambio en la comprensión de la Doctrina social de la Iglesia. De hecho, él sostiene que «el evidente debilitamiento de la noción de doctrina social refleja dos circunstancias a la vez: la aceleración dada al ministerio pastoral por parte del Vaticano II y la particular sensibilidad de Pablo VI» [5]. Ambos elementos tienen que ver con la modernidad, dado que la prioridad que el Vaticano II da a la pastoral respecto a la doctrina fue puesta en marcha en vista del diálogo con el hombre contemporáneo, entendido como diálogo con el pensamiento moderno, por lo que la sensibilidad de Pablo VI es, en este punto, celebrada porque está en sintonía con dichas exigencias, sobre todo las que atañen al tema de la conciencia.

El cambio de la configuración de la teología moral católica ha encontrado en la Exhortación apostólica Amoris laetitia su manifiesto y, a la vez, su convalidación. Gran parte del aparato académico institucional de la Iglesia ha dicho que después de Amoris laetitia hay que meter mano a todo la estructura no solo de la moral matrimonial o sexual, sino del conjunto de la teología moral. Por lo demás, los cinco dubia de los cardenales tenían que ver precisamente con esto y no con aspectos particulares de la moral católica. Lo que los cuatro cardenales le pedían al papa era que dijera si la teología moral fijada y enseñada era aún válida o no.

Mi intención es iniciar, con esta intervención, una serie de reflexiones y análisis sobre los cambios en acto de la teología moral, para verificar si son compatibles o no con la Doctrina social de la Iglesia, si exigen realmente que esta sea “superada” o si deben ser ellos los que hay que superar.

 

[1] Laborem exercens, n. 41.

[2] G. Angelini, Paolo VI e il primato moderno della coscienza, “Teologia”, 44 (2019) 3, pp. 337-360.

[3] Ivi, p. 348.

[4] Caritas in veritate, capítulo I.

[5] G. Angelini, Paolo VI e il primato moderno della coscienza cit., p. 349.

 

 

Intervención n. 2, 1-9-2020 

LAS PRUEBAS

Hay quien podría sostener que no es verdad que hay en marcha una transformación radical de la teología moral católica, y que Amoris laetitia no es, en absoluto, su punto de inflexión. Por tanto, antes de examinar los distintos aspectos del cambio de paradigma en teología moral, creo que es útil demostrar que la transformación existe y que no es invención mía.

Ante todo, hay que observar que en los años inmediatamente sucesivos a Amoris Laetitia (2015) se publicaron varias obras colectivas con títulos inequívocos: CIPRESSA, S. (a cargo de), La teologia morale dopo l'Amoris  laetitia, Cittadella, Assisi 2018; GOERTS, S - WITTING, C. (a cargo de), Amoris laetitia. Un punto di svolta per la teologia morale?, San Paolo, Cinisello Balsamo 2917. El punto interrogativo en este segundo título es pleonástico.

Hay que recordar, además, el fuerte compromiso de la revista de los jesuitas “La Civiltà Cattolica”, que ha publicado intervenciones cuyas tesis tienden, todas ellas, a apoyar la innovación en teología moral, como por ejemplo: FARES, Diego SI, Amoris Laetitia e il rinnovamento del linguaggio ecclesiale, “La Civiltà Cattolica”, n. 3981, 14 de mayo de 2016, pp. 209-222; SPADARO, Antonio SI, La sfida del discernimento in Amoris Laetitia, “La Civiltà Cattolica”, n. 3985, 9 de julio de 2016, pp. 3-16; Id., Amoris Laetitia. Struttura e significato dell'Esortazione apostolica post-sinodale di Papa Francesco, “La Civiltà Cattolica”, n. 3980, 23 de abril de 2016, pp. 105-128. Como es bien sabido, se considera que una de las principales novedades de la Exhortación es su lenguaje, mientras que la clave principal de la nueva teología moral es el “discernimiento”.

A propósito de discernimiento, que es la clave de acceso a la teología moral reestructurada, se han publicado muchas obras, escritas sobre todo por teólogos de la Facultad de Milán. Este compromiso con un punto tan importante es signo de una voluntad de renovación radical. Cito algunos ejemplos: CHIODI, Maurizio, Coscienza e discernimento. Testo e contesto del capitolo VIII di Amoris laetitia, San Paolo, Cinisello Balsamo 2018; Id., ll profilo morale del discernimento cristiano, “Teologia”, 44 (2019) 1, pp. 11-34; Id., Coscienza e discernimento: quale rapporto con la norma? Riflessioni sul capitolo VIII di Amoris Laetitia, “Teologia” , XLIII (2018) 1, pp. 18-47. El tema del discernimiento recuerda al de la relación entre consciencia y norma, también sometido a revisión: Id., Coscienza e norma. Quale rapporto? A partire dal cap. VIII di  Amoris laetitia, “La rivista del clero italiano”, 98 (2017), pp. 325-338.

Considerando estas obras del prof. Chiodi es difícil sostener que no estemos ante un nuevo paradigma moral. Por otro lado, este autor es el que ha sostenido que no es Amoris laetitia la que debe ser leída a la luz de la Humanae vitae, sino al contrario: esto basta para demostrar que hay en marcha un cambio radical de enfoque.

Por otra parte, el teólogo salesiano Andrea Bozzolo sostiene que después de Amoris laetitia es necesario replantear el matrimonio cristiano: Id., Le linee pastorali di Amoris Laetitia e i compiti della teologia del matrimonio, “Teologia”, XLIII (2018) 1, pp. 48-67. Y Aristide Fumagalli escribe La legge morale in Amoris Laetitia, “La Rivista del clero Italiano”, 99 (2018), pp. 512-523, en la que pone de manifiesto toda la novedad de la concepción de la ley moral en la Exhortación.

La difusión del nuevo paradigma es muy amplia y alcanza también a facultades teológicas y revistas que podrían ser consideradas inmunes al mismo. También la revista “Alfa Omega” del “Regina Apostolorum” (Legionarios de Cristo) publica un artículo decididamente abierto a la renovación en curso: RAJĈÁNI, Jakub, La coscienza situata come “polo opposto” alla norma morale, “Alfa Omega”, XXII (2019) 1, pp. 103-117. Y la Facultad teológica de Lugano, en general muy equilibrada, publica un artículo en el que hay una fundamental aceptación de las novedades: VOLONTÉ, Ernesto William, Esortazione apostolica dopo il Sinodo dei Vescovi. Papa Francesco alle famiglie: gioia dell'amore e responsabilità, “Rivista teologica di Lugano”, XXI (2016) 1, pp. 193-198.

Uno de los textos más perturbadores sobre el cambio radical en curso es MAGRO, Fabio, Discernimento, coscienza, norma. Verso una nuova oggettività morale, Studia Patavina 66 (2019) 3, pp. 407-417, en el que encontramos todos los elementos estratégicos de la nueva teología moral. El autor, docente de teología moral en Pordenone y Udine y en el Instituto de Ciencias Religiosas de Gorizia, Trieste y Udine, superando totalmente el planteamiento de la Veritatis splendor, razona en un ámbito decididamente historicista. Define la norma (moral) como la sedimentación y la compartición comunitaria de discernimientos verificados en la experiencia  (411).

Me he detenido sobre algunas obras teológicas recientes para demostrar que realmente sí que hay en marcha un cambio radical de la teología moral, y que el punto de coagulación, confirmación y relanzamiento es la Exhortación Amoris laetitia. Soy consciente de que muchos de estos procesos estaban en marcha desde hacía tiempo y que la Veritatis splendor había sido publicada precisamente contra estos procesos, pero no hay duda de que estamos en presencia de una radicalización –y esta es la novedad principal– apoyada por los vértices de la Iglesia.

 

(Fuente: Observatorio Cardenal Van Thuan)