En
memoria de nuestro amigo, el Lic. Edmundo Gelonch Villarino, que fue llamado
por el Señor el 25 de setiembre de 2018.
MÁS
SOBRE GENTA Y LAS MALVINAS
Cabildo,
4-4-2013
Con relación al hermoso artículo de Nikolás Kasanzew,
titulado “GENTA Y LAS MALVINAS”, quiero completar la información con un acto de
justicia.
Los libros de Genta eran leídos por la mayoría de los
Cadetes de la Escuela de Aviación. Cuando el por entonces, Comodoro Ernesto
Crespo fue a inspeccionarnos porque habían recibido la denuncia de que “los
Cadetes leían libros de Genta”, con una sonrisa, el Jefe de Cuerpo, Comodoro
Simari, le respondió con la verdad: “Es cierto, seguramente, porque en la
Escuela no hay libros prohibidos. Aunque no forman parte de la bibliografía
oficial, seguramente, si me acompañas y levantamos la tapa de los pupitres, los
encontraremos. Yo también los leo, porque me gustan”. A lo cual el “inspector”
debió apurarse a responder tartamudeando: “No, no, claro… no hay libros
prohibidos…”
Pero sería muy injusto olvidar que los Cadetes, entre
los años 60 y 70, recibieron clases de varios excelentes profesores católicos,
tomistas y, algunos de ellos, nacionalistas, que daban sus clases diariamente y
los hacían estudiar la Filosofía de Santo Tomás a lo largo de cuatro años (el
texto eran los cuatro tomos del “Tratado de Filosofía” de Regis Jolivet); y en
Historia de la Cultura, Historia Argentina e Historia Militar, generalmente con
gruesos tomos de apuntes preparados por los mismos docentes, sintetizando a los
mejores autores del revisionismo histórico católico. Sin olvidar a los
catedráticos del Derecho Constitucional, cuya enseñanza crítica abrió muchas
inteligencias.
No puedo olvidar al Dr. Arnaldo Gadea, que debió pagar
con la cesantía por enseñar la verdad histórica sobre Caseros y sus
protagonistas. Ni al Dr. Carlos Caballero, quien dejó la cátedra para ocupar la
gobernación de Córdoba, y se hizo presente el 28 de octubre en el funeral de
Genta. Al Lic. Anselmo Weitzetfel, tomista y doctísimo profesor de Historia de
la Cultura universal. Al Dr. Belisario Tello, autor de “La Monarquía sin
Corona”, que se había jubilado cuando yo llegaba. Pero muy especialmente, al Dr.
José María Fragueiro, profesor de Metafísica y de Historia Argentina, admirado
por su saber y por el testimonio personal de su conducta; un maestro para
Cadetes y Oficiales, y para su colegas. Tengo una carta de Genta en la que
alaba “la remontada conversación del Dr. Fragueiro”.
Y después, durante la guerra revolucionaria, se
incorporaron hombres más jóvenes pero igualmente sólidos en sus definiciones,
como el Lic. Héctor Vargas en Filosofía, el Dr. Carlos Casermeiro en Historia,
el Dr. Carlos Lavezzo en Doctrina Social de la Iglesia, el Lic. Abraham Flores,
también docente de filosofía… Yo daba Ética y Antropología Filosófica, además
de dirigir la enseñanza Cultural-Humanística. Y luego se incorporó un querido
veterano, el Profesor Rubén Ortiz, que había sido alumno de Genta en Paraná y
seguía cultivando su amistad. Como el Lic. Hugo Gadban y el Dr. Rubén Ael,
docentes de Geopolítica, vivían rodeados por los Cadetes que los acompañaban
también durante los francos y licencias.
Y sería muy injusto olvidar a aquellos Capellanes
Castrenses que dirigían espiritualmente y enseñaban doctrina verdadera y
patriotismo, siguiendo las huellas del recordado Padre Eliseo Melchiori, tan
perseguido. Me refiero especialmente al Pbro. Roque Puyelli y al R. P. Iván
Luna, también profesor.
Pero ese conjunto docente, tan calificado y homogéneo,
que superaba a las mismas universidades, había sido reunido por la tarea
directiva de lúcidos Jefes militares: así el Comodoro Ricardo Castellano, y el
que diseñó el mejor Plan de Estudios que ha tenido la Escuela, el Comodoro
Alfonso Roberto Del Boca, de asombroso apostolado y testimonio ejemplar,
también Profesor de Ética Militar de 1971 a 1973, a quien debían aquellos
jóvenes el más sólido y ilustrado ejemplo de Militar católico.
Las promociones que más llevaron el peso de la Guerra,
habían gozado el privilegio de ser instruídas en vuelo por auténticos ejemplos
de Oficiales caballeros cristianos, tales como el Comodoro Cáceres, el Mayor
Estrella, el 1er. Teniente Vartorelli y tantos otros Oficiales Instructores que
es imposible detallar.
En la mayoría de los casos, la relación con nuestros
ex-alumnos terminaba con su egreso, pero algunos conservamos amistades por
muchos años, y eso era muy frecuente con los capellanes. El Padre Iván Luna me
contó que uno de los que cayeron en el ataque al “Invincible”, seguía
consultándolo porque, con varios camaradas, se habían reunido en una vivienda
de Alta Gracia, para seguir una regla y espiritualidad estilo monjes-soldados.
Antes que la regla fuera sometida a aprobación, pasaron a hacer guardia junto
al Trono del Cordero.
Recordar la Escuela de Aviación Militar anterior a la
Guerra de Malvinas, es comprender lo que el enemigo debió demoler para obtener
otro producto intelectual y profesional, útil al gobierno, no al servicio de
Dios y de la Patria.
Con el agradecimiento a Dios por haber sido parte de
aquella empresa formadora de héroes, y quizás de santos, pido que en sus
oraciones recuerden también a aquellos educadores que prestigiaron a la Fuerza
Aérea.
Lic. Edmundo Gelonch Villarino
Profesor expulsado en 1987