En 2004, por deseo de
Juan Pablo II, el Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz publicó el
Compendio de la Doctrina social de la Iglesia, que se tradujo a muchos idiomas
y se difundió en todo el mundo. Diez años más tarde, el obispo Giampaolo
Crepaldi, que como secretario del dicasterio pontificio firmó el texto junto al
cardenal Martino, respondió a algunas preguntas que le planteé en el
libro-entrevista que quería hacer balance sobre la “acogida” del Compendio, en
el primer decenio desde su publicación.
El Compendio ha
desempeñado un papel de gran importancia para el conocimiento y la difusión de
la Doctrina social de la Iglesia, y ha adquirido un significado simbólico de
transmisión de un corpus doctrinal esencial para la vida de la Iglesia en el
nuevo milenio. Ha sido ampliamente utilizado y sigue siendo muy útil hoy en día
porque expone sistemáticamente los contenidos de la Doctrina social de la
Iglesia. Algunos intérpretes sutiles han señalado que habría que volver a
redactar algunas partes para hacerlo más preciso, pero nadie ha puesto en duda
la validez de la operación por parte de la Santa Sede.
Sin embargo, el
Compendio está parado en el año 2004, y no expone nada de las enseñanzas del
Magisterio posterior. Es perfectamente lógico esperar, para obras de este tipo,
una actualización. Nada menos que dos pontificados se han sucedido desde esa
fecha. Supongamos que el Compendio se hubiera escrito en la época de Juan
XXIII, ¿no habría necesitado una actualización después de Pablo VI y Juan Pablo
II? Si no se llevara a cabo una actualización con una nueva edición, con el
tiempo el Compendio se abandonaría y dejaría de utilizarse, precisamente porque
ya no se consideraba acorde con los tiempos. Para salvarlo y permitir que siga
siendo útil, sería necesario integrarlo. Sin embargo, integrarlo significa
reescribirlo desde cero y no solo añadir algunos capítulos nuevos.
Ante esta perspectiva,
mi opinión es que el Compendio no se actualizará nunca y, por tanto, se irá
abandonando y terminará siendo considerado obsoleto. La Libreria Editrice
Vaticana incluso dejará de reimprimirlo.
La razón principal que me lleva a hacer esta
predicción es que lo que falta en la Iglesia hoy en día es interés por la
Doctrina Social entendida como corpus doctrinal, que en cambio sí estaba vivo
en tiempos de Juan Pablo II y Benedicto XVI. El papa Francisco y los miembros de la curia que le asisten ya no
sostienen este punto de vista, y entienden la Doctrina social como un conjunto
de diferentes temas pastorales, o de énfasis sobre las urgencias sociales, más
que como un verdadero conocimiento para la acción, bien arraigado en la
doctrina de la Iglesia. En esta nueva fase de la vida de la Iglesia no hay ni
patrocinadores ni artesanos dispuestos a ponerse a trabajar. Una obra de este
tipo requiere convicción, solidez e indicaciones claras y exigentes desde
arriba.
La segunda razón es que
-no hace falta ocultarlo- la concepción de la Doctrina social de la Iglesia del
actual pontificado es diferente a la de los dos anteriores. Las dos encíclicas
sociales del papa Francisco –Laudato si’ y Fratelli tutti– tienen una organización
interna diferente, además de haber sido escritas materialmente por autores en
la sombra que nunca habrían sido llamados a esta tarea por Benedicto XVI o Juan
Pablo II. En ambas ocupan un primer plano las ciencias sociales y desaparece la
metafísica, se descuida el derecho natural y las lecturas de las noticias
abarrotan páginas y páginas, las “directivas para la acción” propugnan
opiniones sociológicas dominantes en la actualidad, etc. Un nuevo Compendio
sería casi imposible o, en todo caso, muy difícil, tanto porque requeriría
introducir nuevas nociones y enfoques forzando los anteriores, como porque
requeriría dejar fuera cosas importantes del nuevo Magisterio. En otras
palabras, sería una tarea de selección muy ardua porque sería muy delicada.
La tercera razón es que
un nuevo Compendio sería peligroso porque causaría divisiones. Desde 2004 el
panorama dentro de la Iglesia se ha fragmentado aún más hasta alcanzar altos
grados de liquidez y desestructuración. Reescribir el Compendio significaría
adherirse a una visión de la Doctrina social de la Iglesia que ya no es
aceptada por muchos. En cuanto a las divisiones, es mejor permanecer en
silencio que exacerbarlas, al menos eso es lo que se tiende a pensar.
También señalo que,
además de la dificultad de redactar un nuevo Compendio, también será cada vez
más difícil tener un volumen con todas las encíclicas sociales desde la Rerum
novarum en adelante. Las últimas encíclicas del papa Francisco son tan prolijas
que constituyen un libro por sí solas. Esto también se deriva de la
deconstrucción que se está llevando a cabo y que, a su vez, deconstruye. La
visión de conjunto será cada vez más escasa, en sintonía con la nueva
concepción de la Doctrina social que se quiere promover.
(Fuente: Observatorio Van Thuân, 19 de mayo de 2021)